La Biblia, el libro más maravilloso del mundo y el más incomprendido, es tu autobiografía personal. No es el registro de eventos históricos como tus maestros enseñan, y sus escritos nunca fueron destinados a ser interpretados como tal. Las personas a las que hace referencia nunca existieron, y los acontecimientos nunca ocurrieron en la tierra. La Biblia habla del paraíso interno y la tierra externa. Su historia comienza: “En el principio Dios creó el cielo y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Entonces el Espíritu de Dios, dijo, ‘Que se haga la luz’ y la luz se hizo “.
La luz de la que se habla aquí viene del cielo que está dentro de ti. La luz que brilla sobre la tierra es la luz de tu conciencia y brilla desde dentro tuyo. El hombre externo (llamado la tierra) es oscuro, mientras que el hombre interno (llamado cielo) es el ser que estaba en el principio con Dios y era Dios, pero cayó en un sueño profundo. Como tu autobiografía, la Biblia dice cómo eres levantado de tu nivel actual a uno más alto.
En el Antiguo Testamento, nos encontramos con el Pentateuco (los cinco primeros libros, como la ley de Moisés). Estos libros fueron escritos en el año 500 a.C, mientras que la fecha más reciente conocida en el Nuevo Testamento es el año 170 d.C. El primer Nuevo Testamento conocido, no incluyó las Epístolas de hebreos o los libros de Pedro y Santiago. (Es Santiago quien habla del hombre de doble ánimo, declarando que él no puede recibir nada del Señor.)
Luego tenemos los apócrifos, que consistían en los primeros escritos cristianos que fueron excluidos del Antiguo Testamento judío y protestante. Estos escritos dan cuatro bocetos biográficos de un principio, en lugar de un hombre. La Biblia tardó novecientos años en llegar a su forma actual. Así que cuando la leas, siempre ten presente que está hablando del reino de los cielos dentro de ti. Se trata de una revelación de un principio eterno llamado Cristo, que es tu esperanza de gloria. Todos los personajes registrados en las escrituras son los aspectos de tu mente, los cuales descubrirás al cumplir con su destino, que es cumplir con las escrituras dentro de ti mismo.
Ningún hombre llamado Moisés escribió ningún mandamiento sobre piedras, porque la palabra “piedra” significa “verdad literal.” El hombre de mente literal viene primero y se le dan ciertas leyes por las cuales debe vivir, bloqueando así la verdad psicológica. Mientras veas las cosas en el exterior como hechos, tu mente es bloqueada y es incapaz de comprender sus significados psicológicos. Pero cuando tienes sed por la verdad y comienzas a aplicar la ley, el espíritu de Dios se moverá en este mar psicológico de entendimiento y tu vida tomará esa verdad (agua) y la convertirá en vino.
En el estado de Moisés, se te revela el verdadero nombre de Dios. Toma su nombre (tu YO SOY) como tu vara de entendimiento y golpea la piedra de la verdad literal con ella, y brotará el agua psicológica. Bébela poniendo mis palabras en práctica y convertirás el agua psicológica de la verdad que te he dado en el vino del espíritu.
Ahora, la ropa de la que se habla en las Escrituras es la de la mente y no del cuerpo. Juan Bautista se describe en el capítulo 3 de Mateo como uno llamado Elías en 2da. de Reyes. Se dice que llevaba vestimenta de pelo de camello y un cinturón de cuero atado a la cintura. El cabello y la piel son las cosas más externas que posee un hombre; por lo tanto, Juan Bautista representa el hombre externo que aún no se ha vestido a sí mismo internamente. Jesús es el hombre interno. Lleva la túnica sin costuras de un solo tejido de arriba abajo, y aquello que usan su ropaje siempre se encuentran en la casa del rey.
El Nuevo Testamento enseña una transformación completa y radical del ser y lo llama renacimiento, pero Juan el Bautista lo llama arrepentimiento y nos llama a cambiar nuestro pensamiento sobre el reino de los cielos. Se dice que él vivió en el desierto con los animales salvajes. Bueno, tú eres Juan, viviendo en el desierto cuando no tienes dirección y permites que tus emociones animales corran salvajemente. Pero cuando empiezas a dominar tus instintos animales y los llamas al discipulado, la fuerza viene a ti desde adentro y eres bautizado con el agua de la verdad.
Hablando en una parábola, Mateo compara el reino de los cielos con un sembrador que siembra sus semillas en diferentes tipos de suelo. El sembrador del que se habla aquí no es un ser externo a ti mismo, porque tú eres el sembrador y la semilla. Tu propia maravillosa imaginación humana es Dios, el sembrador que dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”, luego se durmió y se anexó el cerebro del hombre externo como la semilla para su redención.
Como Adán (o la tierra roja), el hombre es la tierra psicológica sobre la que se planta el reino de los cielos. En la parábola, se nos dice que cuando uno oye la palabra, pero no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Pero el que oye con entendimiento, cosecha fruto hasta cine veces más .
Se cuenta otra parábola comparando el reino de los cielos a un hombre que, después de haber sembrado buenas semillas en su campo, se quedó dormido y vino su enemigo y sembró cizaña allí. Estas malas hierbas son las falsas enseñanzas plantadas en la mente, las creencias y conceptos falsos que pueden ser atados y quemados cuando te vuelves hacia adentro para descubrir la verdad y que el reino de los cielos está en ti mismo.
En el capítulo 11 de Génesis, se cuenta la historia de cómo la torre de Babel fue construida con piedra (verdad literal) y ladrillo (conceptos hechos por el hombre). Antes de que se levantara el edificio, sólo había un lenguaje y unas pocas palabras, pero durante la construcción, reinó la confusión, y pronto nadie entendía el lenguaje del otro. Esta torre existe hoy como los pequeños grupos místicos, ocultistas del mundo. Tú no tienes enemigos salvo los de tu propia casa. Haciendo verdad las falsas enseñanzas, crees que tu seguridad depende del dinero que tienes en el banco; o tu salud depende de las pastillas que tomas; o tu felicidad depende de otro. Al hacerlo, tú construyes tu propia torre de Babel. Pero yo te digo que tu conciencia de Ser es la única realidad del estado donde te encuentras, y todos los enemigos de ese estado están dentro tuyo.
En sus Bienaventuranzas, Mateo te dice que tu actitud de Ser es bendecida cuando está vestida con prendas delicadas, cuando usas la túnica sin costuras de la imaginación, tú eres libre de elevarte más y más alto en el jardín del Edén en tu interior.
Tú eres el jardinero de tu mente donde plantas la semilla de tu propia selección. Como el hombre de imaginación, toma conciencia de ser aquello que has plantado, y tu cosecha será cien veces mayor, porque siempre te conviertes en lo contemplas.
En su capítulo 16 °, Mateo cuenta la historia de los fariseos y saduceos quienes, incrédulos, pedían una señal del cielo. Luego se nos dice que prestemos atención y tengamos cuidado con la levadura de los fariseos y saduceos. Ahora, estos no son hombres, sino actitudes de la mente. Si tú crees que debes vivir en el barrio “correcto”; que debes conocer a la gente “correcta”, que tu piel debe ser del color “correcto”; o que debes estar en el lugar “correcto” en el momento “correcto”, tu actitud es la que las escrituras llaman a un fariseo. Ten cuidado con ese tipo de pensamiento, porque el camino hacia un nivel superior del Ser es siempre interno y nunca externo.
Marcos nos dice que el reino de los cielos es semejante a un comerciante de perlas finas que encuentra una perla de gran valor, vende todo lo que tiene y la compra. Mientras te aferres a un pensamiento de algo externo a tu propia mente, tú no tienes suficiente dinero para comprar la perla de gran valor. Debes estar dispuesto a vender toda creencia en algo fuera de ti mismo. El camino hacia el reino conduce hacia arriba y es siempre en una dirección interna. No puedes recorrer este camino usando prendas hechas de piel y cabello. Debes estar vestido con tu traje ceremonial que siempre es tejido desde dentro.
Una vez más, se nos dice que el reino de los cielos es semejante a una red que se arroja al mar y recoge toda clase de peces, ya sean buenos o malos. Cuando se ponen en tierra, los buenos se colocan en las vasijas y los malos son desechados. Tú debes discriminar. Selecciona cuidadosamente tus pensamientos y desecha los desagradables y negativos. Permite solamente aquellos que son de buen reporte para tu mente y serás el buen pescador.
En este mismo capítulo 13 de Mateo, se hace la pregunta: “¿Han entendido todo esto?” Es mi oración que cada uno de ustedes responda, así como ellos lo hicieron con él, y digan: “Sí”.
Ahora, se ha dicho: “No pongan vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se romperán y el vino se derramará, así se perderán el vino y los odres. Pero pongan vino nuevo en odres nuevos y ambos se conservarán” Los antiguos pensamientos, las tradiciones de los hombres, la creencia en un poder fuera de uno mismo, son los odres viejos que se rompen y permiten que las creencias se derramen y destruyan. El vino nuevo, adquirido por el cumplimiento de la promesa de Dios dentro, debe ser puesto en tu conciencia (odres nuevos) para que ambos se conserven.
El hombre no evoluciona en el exterior. Sólo hay una presencia; una sola esencia en el hombre, llamada Cristo y se define como el poder de Dios y su esperanza de gloria. Este poder puede ser despertado si tú, la palabra de Dios, no está empañada por la creencia en un poder fuera de sí mismo. ¡Despierta! Renuncia a todas las creencias falsas y vístete con las delicadas prendas de una actitud interna que implique el cumplimiento de tu sueño.
La Biblia, de principio a fin, es la historia psicológica de tu alma y te dice que lo primero que hay que hacer es cambiar tu forma de pensar. Yo te traigo una nueva idea relativa a la causa de los fenómenos de la vida, diciéndote que no eres lo que crees ser, sino que posees infinitas posibilidades de crecimiento interno.
Tu destino es siempre alcanzado por una dirección interna, que es la actitud del ser. Ya sea tu actitud buena, mala o indiferente, cuando te vistes a ti mismo en una actitud, su cumplimiento no depende de nada externo a ti. Pero cuando dependes de leyes externas para determinar tu actitud, estás en el nivel de Elías y Juan el Bautista. Su enseñanza era maravillosa, pero era de piedra, y el estado era uno violento. Juan el Bautista no puede entrar en el reino de los cielos. Debes superar su estado volviéndote conscientemente hacia tu interior y disciplinando tus actitudes internas. Este es tu destino. Tú estás destinado a despertar dentro de ti mismo mientras subes la escalera de Jacob de los estados a niveles más altos de tu propio ser. El estado de conciencia que deseas expresar debe ser comprado vendiendo todas tus creencias en cualquier poder externo para ayudarte. Una vez libre de su carga, te moverás con fe hacia tu estado deseado.
En el libro de Juan, Jesús, como maestro, hace esta declaración: “No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en mí.” Luego añade este pensamiento: “Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el consolador no vendrá a ustedes.” Aquí vemos una enseñanza que aparentemente se enseña desde afuera, pero es necesario que tu creencia en cualquier maestro externo desaparezca porque sólo así se puede encontrar el consolador en tu interior. A medida que tu confianza en ti mismo crece, tu corazón encontrará la paz.
Sólo hay una causa, solo un YO SOY. Yo, la Trinidad, en su inconcebible origen, SOY Dios el Padre, y en la expresión creativa Soy el hijo, porque la imaginación nace de la conciencia. Yo, en la interpretación universal; en la inminencia infinita; en procesión eterna Soy Dios, el Espíritu Santo.
La verdadera definición de inminencia es “más pronto que ahora y más cerca que aquí.” YO SOY, por lo tanto, el consolador. ¿Qué podría confortarte más que el conocimiento que no tienes que esperar a que tus sueños se hagan realidad? Ellos están más cerca que aquí y más pronto que ahora. Deja que este conocimiento sea tu consolador. Si hubiera un límite para lo que está contenido en un estado infinito, no sería infinito. En el capítulo 23 de Éxodo, se hizo esta declaración: “No cocerás el cabrito en la leche de su madre.” Yo te digo que eso es lo que estás haciendo cuando mantienes en tu mente en un estado negativo. Vuelve tu atención de lo que necesitas y careces (todos los estados negativos) y colócala en el cumplimiento y la abundancia (estados positivos) y ya no cocerás su deseo en la leche de su madre.