“Salieron y se embarcaron, pero esa noche no pescaron nada”. – Juan 21: 3.
“Y él les dijo: Echen la red en el lado derecho de la barca, y hallarán pesca. Entonces la echaron, y no podían sacarla por la gran cantidad de peces” – Juan 21: 6.
Se registra que los discípulos fueron de pesca y estuvieron toda la noche sin atrapar nada. Entonces Jesús apareció en escena y les dijo que volvieran a echar sus redes, pero que esta vez, las arrojaran al lado derecho. Pedro obedeció la voz de Jesús y una vez más arrojó sus redes a las aguas. Donde un momento antes el agua estaba completamente sin peces, las redes casi se rompieron con el número de la captura resultante.
El hombre, pescando durante toda la noche de la ignorancia humana, intenta realizar sus deseos a través del esfuerzo y la lucha, solo para descubrir al final que su búsqueda es infructuosa. Cuando el hombre descubre que su conciencia de ser es Cristo Jesús, obedecerá su voz y dejará que dirija su pesca. Él lanzará su anzuelo en el lado derecho; él aplicará la ley de la manera correcta y buscará en la conciencia aquello que desea. Encontrándolo allí, sabrá que se multiplicará en el mundo de la forma.
Aquellos que han tenido el placer de pescar saben qué emocionante es sentir el pez en el anzuelo. La mordedura de los peces es seguida por el juego de los peces; este juego, a su vez, es seguido por el reposo del pez. Algo similar ocurre en la conciencia del hombre mientras pesca las manifestaciones de la vida.
Los pescadores saben que, si desean capturar peces grandes, deben pescar en aguas profundas; si deseas atrapar una gran cantidad en la vida, debes dejar atrás las aguas poco profundas con sus muchos arrecifes y obstáculos y lanzarte a las aguas azules y profundas donde juegan los grandes. Para atrapar las grandes manifestaciones de la vida, debes entrar en estados de conciencia más profundos y más libres; solo en estas profundidades viven las grandes expresiones de la vida.
Aquí hay una fórmula simple para una pesca exitosa: Primero decide qué es lo que quieres expresar o poseer. Esto es esencial. Definitivamente debes saber lo que quieres de la vida antes de poder pescarlo. Después de haber tomado tu decisión, vuélvete del mundo de los sentidos, retira tu atención del problema y ponla simplemente en el ser, repitiendo en voz baja, pero con sentimiento “Yo Soy”. Como tu atención es removida del mundo que te rodea y es colocada sobre el Yo Soy, entonces tú te pierdes en la sensación de simplemente ser, y te encontrarás soltando el ancla que te ató a las aguas poco profundas de tu problema; y sin esfuerzo, te encontrarás moviéndote hacia las profundidades.
La sensación que acompaña a este acto es una de expansión. Te sentirás elevándote y expandiéndote como si realmente estuvieras creciendo. No tengas miedo de esta experiencia flotante, de crecimiento, tú no vas a morir a nada más que a tus limitaciones. Sin embargo, tus limitaciones van a morir mientras te alejas de ellas, ya que viven solo en tu conciencia.
En esta conciencia profunda o expandida sentirás que eres un poderoso poder pulsante tan profundo y tan rítmico como el océano. Este sentimiento de expansión es la señal de que estás ahora en las profundas aguas azules donde nadan los peces grandes. Supongamos que el pez que decidiste atrapar es la salud y la libertad; en esta profundidad – palpitante y sin-forma- de ti mismo, tú empiezas la pesca de estas cualidades o estados de conciencia sintiendo “Yo Soy Sano” – “Yo Soy libre”. Continúa afirmando y sintiéndote saludable y libre hasta que te domine por completo la convicción de que lo eres.
Como la convicción nace dentro de ti, entonces todas las dudas desaparecen y tú sabes y sientes que estás libre de las limitaciones del pasado, sabrás que has atrapado a estos peces. La alegría que recorre todo tu ser al sentir que eres lo que deseas ser, es igual a la emoción del pescador cuando atrapa su pez.
Ahora viene el juego del pez. Esto se logra volviendo al mundo de los sentidos. Al abrir los ojos en el mundo que te rodea, la convicción y la conciencia de que tú eres sano y libre debería estar tan establecida dentro tuyo, que todo tu ser se emociona con anticipación. Luego, a medida que atraviesas el intervalo de tiempo necesario que tomará aquello sentido en manifestarse, tú sentirás una secreta emoción sabiendo que en poco tiempo llegará aquello que nadie ve, pero que tú sientes y sabes que eres.
En un momento cuando menos lo pienses, mientras caminas fielmente en esta conciencia, comenzarás a expresar y poseer aquello que eres consciente de ser y poseer; experimentando con el pescador la alegría de atrapar el grande. Ahora, ve y pesca las manifestaciones de la vida, echando tus redes en el lado derecho (el lado correcto).