Entendida psicológicamente, la humanidad es una serie infinita de niveles de conciencia, y el individuo es lo que es, de acuerdo a donde se encuentra en esta serie. En el libro de Romanos Pablo nos dice: “No se conformen a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto” En otras palabras, no mires el mundo externo y lo llames realidad, sino que rompe el hechizo mediante la transformación de tu pensamiento. Pero tú no puedes cambiar tu pensamiento hasta que cambies tus ideas, porque tú piensas a partir de las ideas. Recuerda, tu nivel de conciencia atrae vida y es la única causa de los fenómenos que observas.
Ser consciente es hacer la voluntad de Dios, cuyo nombre es Yo Soy. Siempre sé consciente; de lo que eres consciente, eso es lo que eres. “Yo Soy (consciente de) el que (lo que) Soy “. Piensa en una escala infinita de valores como Yo Soy, con tu estado deseado justo encima de donde estás ahora. Dios te habla a través del lenguaje del deseo. Cuando deseas subir, es porque Dios está hablando, llamándote a que te entregues al sentimiento de ya ser lo que quieres ser. Deja ir el miedo, la limitación y la duda y entrégate a la voluntad de Dios. Una simple asunción te elevará al nivel sobre el cual es identificado tu ideal, y tú comenzarás a ver el mundo de una manera diferente. Aquí es donde viene la autobservación. Tú no observas el mundo exterior, sino tus reacciones a el.
Cuando otro te desagrada o te ofende, mira dentro al “Yo” que escuchó con disgusto y lo está expresando. Es difícil de creer, lo sé, pero solo tú eres la causa de tu descontento. Una señora que conozco pensaba que su empleador era un monstruo e imposible de complacer. Ella había formado una opinión de él y esa opinión invisible e inaudible hablaba con ella durante todo el día, haciendo que su jefe hiciera lo que hacía y dijera palabras que causaran su disgusto. Siendo una dama amable y dispuesta a cambiar su sentimiento del “Yo”, en su mente ella escuchó a su jefe elogiarla y ella agradeciendo sus elogios. En el momento en que se encontraba volviendo al antiguo papel de criticarlo, ella detenía el pensamiento y ponía el nuevo registro de alabanza, agradecimiento y felicitaciones. Dentro de las 24 horas, el nuevo registró se exteriorizó y, cuando ella renunció un año más tarde, su jefe le rogaba que se quedara y le dijo que, si alguna vez quería regresar, la puerta estaba siempre abierta para ella.
Tus conversaciones internas generan tus acciones futuras. Por la mañana, la tarde y la noche estas manteniendo razonamientos internos. Cuando te sorprendas a ti mismo, rompe el hábito creando conscientemente nuevos pensamientos; de este modo, harás un nuevo registro que se exteriorizara en tu futuro.
La voluntad de Dios es Yo Soy. Siempre se está haciendo su voluntad, porque es el poder que resucita y hace vivir. No hay poder transformador en el tiempo, solo transformación del momento. Si estás teniendo dificultades con otro, mira dentro de ti mismo, porque es el “Yo” llamado tú, que te está hablando como un pensamiento. Escucha con atención lo que estás diciéndote a ti mismo y descubrirás dónde reside la dificultad.
Permíteme ahora definir el “ser” o “alma”. Es aquello en lo que crees, sientes, piensas y consientes. Tú puedes consentir la creencia de que ha sido maltratado; que eres torpe o que ellos, en su crueldad, están causando tu descontento. Si lo haces, tu consentimiento constituye tu nivel del ser y atrae a tu vida, sea bueno, malo o indiferente. Tu alma no puede ser cambiada uniéndote a iglesias, sinagogas o grupos. Tú debes volverte hacia ti mismo, el “Yo” interno que conoces muy bien, ya que es él quien atrae a aquellos que te maltratan y determina cada pequeño detalle de tu experiencia externa.
Si tienes un secreto afecto por tus conflictos, no puedes ser ayudado. Pero, cuando consientes ser de otra manera, entonces puedes cambiar. Debes someterte a la voluntad de Dios primero conociendo tu ideal, luego, entregándote a él, haciendo en tu imaginación lo que harías físicamente si tu deseo fuera manifestado. Una vez que esto está claramente definido, repite el acto una y otra vez hasta que sientas tan influido por el , que su cumplimiento domine tu mente. Cuando la idea esté tan firmemente arraigada y tus pensamientos fluyan libremente de ella, observa, porque tendrás un cambio en tu mundo externo.
Vuélvete puro de corazón limpiando tu mente de la creencia en poderes fuera de ti mismo. A continuación, creyendo que la conciencia es la única realidad, entrelázate tú mismo en un nuevo estado de conciencia. Porque tu mundo es tu casa, tu estado de conciencia externalizado. Limpia tu casa mediante la observación de tus pensamientos. Cuando comienzas a hacer esto, descubrirás que la mayor parte de tus pensamientos son desagradables. Pero, a medida que aprendes a pensar pasivamente en las personas que no te agradan, tus pensamientos perderán su falta de belleza y, con una mente llena de alegría y agradecimiento, ascenderás por la escalera del ser de Jacob hacia el reino del amor.
Cuando hayas definido cuidadosamente tu deseo, completamente y totalmente entrégate a a el. Luego, intenta permanecer fiel a la nueva idea que has introducido. Al principio es posible que no tengas éxito, pero no te condenes a ti mismo. Simplemente regresa tantas veces como sea necesario hasta que el sentimiento se vuelva tan fuerte, que tus pensamientos habitualmente fluyan del nuevo estado.
Esta enseñanza no es para los débiles. No es para aquellos que buscan escapar de la vida o que quieren señalar con el dedo para culpar a otro. Para encontrar al Cristo en ti, que es tu esperanza de gloria, debes estar dispuesto a ponerte a prueba. Te digo, él es tu “Yo” que llama a todos los hombres y las manifestaciones hacia ti. La vida es más fácil cuando puedes culpar a otro, pero te insto a orar, no por una vida fácil, sino a convertirte en una persona más fuerte. Aquel, que es testigo de tus pensamientos es la causa de tu desgracia, no el prójimo. Sé transformado mediante la renovación de tu mente y probarás la buena y aceptable palabra de Dios.
¿Sería aceptable para ti ser elevado a un nivel mayor? Esa es la voluntad de Dios que no regresará hasta que haya ejecutado y cumplido las intenciones de tu mente. Tú estás haciendo la voluntad de Dios cuando te identificas con tu deseo. Y si crees en tu demanda, tú eres justo y tu mundo manifestará tu justicia. Pero si no crees, perderás tu camino y morirás en tus pecados.
La única salida de la vida que llevas ahora, es por una transformación psicológica radical del ser. Esto se hace definiendo tu “Yo” con tu deseo, luego, cambiando tus pensamientos hasta que su efecto domine tu mente y tu “Yo” resida cómodamente en el nuevo estado. Recuerda, tu nivel del ser atrae vida, y a menos que cambie el nivel, tu historia seguirá siendo la misma. Deja que tu presente nivel muera, sometiendo todo su ser a un nivel más allá de éste. Inténtalo. Realmente no es difícil de hacer.
Elimina la influencia que las reacciones emocionales erróneas del pasado tienen sobre ti, revisando las experiencias y cambiándolas. Esto se hace reescribiendo la experiencia en tu mente y diciendo lo que deberías haber dicho y haciendo lo que deberías haber hecho en ese momento. Deja que esta imagen corregida se sumerja en el subconsciente, mientras haces la resolución de no cometer el mismo error otra vez. Mediante la repetición de esta técnica, te librarás de todos los sentimientos de odio, resentimiento y otras perturbaciones emocionales que se aferran a tu memoria. Y, en la medida que te liberas a ti mismo de estos sentimientos destructivos, te liberarás de su poder de atraer enfermedad y resultados equivocados para ti.
La relajación del cuerpo más la pasividad de la mente y la fijación de la atención en el deseo objetivo, es igual al cumplimiento del objetivo. La ansiedad no tiene poder creativo.
En esta escuela de oscuridad educativa, la conciencia (cuyo origen está en la eternidad) proporciona el poder para tus experiencias en el tiempo. Así que pruébate a ti mismo, ya que en esta enseñanza no hay lugar para el fracaso.