Neville Goddard

en Español

La Ley y su Operación

El mundo y todo lo que está dentro de él, es la conciencia condicionada del individuo puesta en evidencia. La conciencia es la causa, así como la sustancia del mundo entero. Por lo tanto, es la conciencia lo que debemos cambiar si queremos descubrir el secreto de la creación.

El conocimiento de la ley de la conciencia y el método de funcionamiento de esta ley te permitirá lograr todo lo que deseas en la vida. Armado con un conocimiento práctico de esta ley, puedes construir y mantener un mundo ideal. La conciencia es la única realidad, y no en sentido figurado, sino verdaderamente. 

Para que quede más claro, podemos asemejar esta realidad con un arroyo que se divide en dos partes, el consciente y el subconsciente. Con el fin de operar de manera inteligente la ley de la conciencia es necesario comprender la relación entre el consciente y el subconsciente. El consciente es personal y selectivo, el subconsciente es impersonal y no selectivo. El consciente es el reino del efecto, el subconsciente es el reino de la causa. Estos dos aspectos son las divisiones masculinas y femeninas de la conciencia. El consciente es masculino, el subconsciente es femenino. El consciente genera ideas e impresiona estas ideas en el subconsciente, el subconsciente recibe las ideas y les da forma y expresión a ellas.

Por esta ley, primero se concibe una idea y luego se impresiona la idea concebida en el subconsciente. Todas las cosas evolucionan de la conciencia y sin esta secuencia, nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. El consciente impresiona el subconsciente mientras que el subconsciente expresa todo lo que se ha impresionado sobre él. El subconsciente no origina ideas, pero acepta como verdad lo que la mente consciente siente como verdadero, y de un modo conocido solo por él mismo, manifiesta las ideas aceptadas.  Por lo tanto, a través de su poder de imaginar y de sentir, además de la libertad para elegir la idea que sostendrá, el individuo tiene el control sobre la creación. El control del subconsciente se logra mediante el control de sus ideas y sentimientos. 

El mecanismo de la creación está escondido en lo más profundo del subconsciente, el aspecto femenino o matriz de creación. El subconsciente trasciende la razón y es independiente de la inducción. Contempla un sentimiento como un hecho que ya existe dentro de sí mismo y en este supuesto procede a darle expresión. El proceso creativo comienza con una idea, su ciclo sigue su curso como un sentimiento y termina en la voluntad de actuar.

Las ideas son impresionadas en el subconsciente a través de los sentimientos. Ninguna idea puede ser impresa en el subconsciente hasta que se siente, pero una vez sentida – ya sea buena, mala o indiferente – debe ser expresada.  

El sentimiento es el único medio a través del cual las ideas se transmiten al subconsciente. Por lo tanto, quien no controle sus sentimientos puede fácilmente impresionar el subconsciente con estados no deseados. El control de los sentimientos no significa restricción o supresión de los sentimientos, sino más bien la disciplina de uno mismo para imaginar y sostener solo sentimientos que contribuyen a nuestra felicidad. El control de los sentimientos es muy importante para una vida plena y feliz. 

Nunca albergues un sentimiento indeseable ni pienses algo malo en alguna forma o modo. No insistas en la imperfección de ti mismo o de los demás. Hacerlo es impresionar el subconsciente con estas limitaciones. Lo que no quieres que te hagan a ti, no sientas que se ha hecho para ti o para otro. Esta es toda la ley de una vida plena y feliz. Todo lo demás es comentario.  

Cada sentimiento hace una impresión subconsciente y debe ser expresado, a menos que sea contrarrestado con un sentimiento más fuerte de una naturaleza opuesta. El que sea más dominante de los dos sentimientos es el que se expresará. “Yo estoy sano” es un sentimiento más fuerte que “Yo estaré sano”. Sentir “seré” es confesar que “no soy”, yo soy, es más poderoso que yo no soy. Lo que sientes que eres siempre domina lo que sientes que te gustaría ser, por lo tanto, para ser manifestado, el deseo debe ser sentido como un estado que es, en lugar de un estado que no es.

El sentimiento precede a la manifestación y es la base sobre la cual descansa toda manifestación. Ten cuidado con tus estados de ánimo y sentimientos, porque hay una conexión ininterrumpida entre tus sentimientos y tu mundo visible.

El cuerpo es un filtro emocional y lleva las huellas inconfundibles de tus emociones predominantes. Las alteraciones emocionales, especialmente las emociones reprimidas, son las causas de todas las enfermedades. Sentir intensamente algo malo, sin decirlo o expresar ese sentimiento, es el comienzo del malestar -mal-estar- en cuerpo y entorno. No albergues sentimientos de arrepentimiento o fracaso, la frustración o desvío de tus objetivos resultan en malestar.

Piensa con sentimiento únicamente en el estado que deseas manifestar. Sentir la realidad del estado deseado, vivir y actuar sobre esa convicción, es la forma de todos los aparentes milagros. Todos los cambios de expresión son provocados por un cambio de sentimiento. Un cambio de sentimiento es un cambio de destino.

Toda la creación se produce en el dominio del subconsciente. Entonces, debes adquirir un control reflexivo del funcionamiento del subconsciente, es decir, el control de tus ideas y sentimientos.  

Casualidad o accidente no son los responsables de las cosas que te suceden, ni es destino predeterminado el autor de tu suerte o desgracia. Tus impresiones subconscientes determinan las condiciones de tu mundo. El subconsciente no es selectivo, es impersonal y no hace diferencias de personas. El subconsciente no tiene que ver con la verdad o la falsedad de tu sentimiento. Siempre acepta como verdad lo que se siente como verdad. El sentimiento es el dictamen al subconsciente de lo que se declaró como verdad.

Debido a esta cualidad del subconsciente no hay nada imposible para la persona. Lo que la mente puede concebir y sentir como verdadero, el subconsciente puede y debe expresar. Tus sentimientos crean el patrón a partir del cual el mundo es moldeado, y un cambio de sentimiento es un cambio de patrón.

El subconsciente nunca falla en expresar lo que se impresiona en él.  En el momento que recibe una impresión, comienza a trabajar en las formas de su expresión.  Acepta el sentimiento impreso – tu sentimiento – como un hecho que existe dentro de sí mismo y de inmediato se pone a producir en el mundo externo u objetivo la semejanza exacta de ese sentimiento. El subconsciente nunca altera las creencias aceptadas. Las expresa hasta el último detalle, ya sean o no beneficiosas.

Para impresionar el subconsciente con el estado deseado debes asumir el sentimiento que sería tuyo si ya hubieras realizado tu deseo. Al definir tu objetivo solamente debes prestar atención al objetivo en sí. La forma de expresión, o las dificultades que encierra, no han de ser consideradas por ti. Pensar con sentimiento en cualquier estado impresiona el subconsciente. Por lo tanto, si tú piensas en las dificultades, obstáculos o demoras, el subconsciente, por su propia naturaleza no selectiva, acepta el sentimiento de dificultades y obstáculos como requerimiento y procede a producirlo en tu mundo exterior.

El subconsciente es la matriz de la creación. Recibe la idea en sí misma a través de los sentimientos. Nunca cambia la idea recibida, siempre le da forma.  Por lo tanto, el subconsciente refleja la idea a imagen y semejanza del sentimiento recibido.  Sentir un estado como desesperanza o imposible, es impresionar el subconsciente con la idea de fracaso.  

Ya que el subconsciente sirve fielmente al individuo, debe inferirse que la relación es la de un sirviente a un maestro, como fue concebido en la antigüedad. Los antiguos profetas lo llamaron el esclavo y el sirviente del hombre. San Pablo lo personificó como “mujer” y dijo: “La mujer debe estar sujeta al marido en todo” (Efesios 5:24).

El subconsciente sirve al individuo y fielmente da forma a sus sentimientos. Sin embargo, el subconsciente tiene una aversión clara por la exigencia y responde a la persuasión en lugar de a la orden, en consecuencia, se asemeja a la amada esposa más que el siervo. “El marido es la cabeza de la esposa” (Efesios 5:23)  

Esto puede no ser cierto para el hombre y la mujer en su relación terrenal, pero es cierto en el consciente y el subconsciente, o los aspectos masculinos y femeninos de la conciencia. El misterio al cual Pablo hace referencia cuando escribió: “Este es un gran misterio…. El que ama a su mujer se ama a sí mismo…. Y los dos serán una sola carne”. Esto no es más que el misterio de la conciencia. La conciencia es realmente una e indivisible, pero por el bien de la creación parece estar dividida en dos.

El consciente (objetivo) o aspecto masculino es verdaderamente la cabeza y domina el subconsciente (subjetivo) o aspecto femenino. Sin embargo, este liderazgo no es el del tirano, sino del amante. Así que al asumir el sentimiento que sería tuyo si estuvieras en posesión de tu objetivo, el subconsciente es movido para construir la semejanza exacta de tu asunción. Tus deseos no son aceptados en el subconsciente hasta que asumen el sentimiento de su realidad, porque solo a través del sentimiento una idea es aceptada en el subconsciente y solo a través de esta aceptación subconsciente es siempre expresada.

Es más fácil atribuir tus sentimientos a los acontecimientos del mundo que admitir que las condiciones del mundo reflejan tus sentimientos. Sin embargo, es eternamente cierto que el exterior refleja el interior. “Como es adentro es afuera”.

“Un hombre no puede recibir nada a menos que le sea dado del cielo” (Juan 3:27) – y – “El reino de los cielos está dentro de ustedes” (Lucas 17:21) 

Nada viene desde afuera, todas las cosas vienen desde adentro, del subconsciente. Es imposible para ti ver otra cosa que no sea el contenido de tu conciencia. Tu mundo es en cada detalle tu conciencia evidenciada. Los estados objetivos dan testimonio de las impresiones subconscientes. Un cambio de impresión resulta en un cambio de expresión. 

El subconsciente acepta como verdad lo que sientes como verdad, y ya que la creación es el resultado de las impresiones subconscientes, por tus sentimientos tú determinas la creación. Tú ya eres lo que quieres ser, y tu negativa a creerlo es la única razón por la cual no lo ves.  

Buscar en el exterior lo que no sientes que eres es buscar en vano, porque nunca encontramos lo que queremos, encontramos solo lo que somos. En resumen, tú expresas y tienes solo lo que eres consciente de ser o poseer.  “Al que tiene se le dará más” (Mateo 13:12; Lucas, 8:18; Marco 4:25)

Negar la evidencia de los sentidos y apropiarse del sentimiento del deseo cumplido es el camino a la realización de tu deseo. El dominio del autocontrol de tus pensamientos y sentimientos es tu mayor logro. Debes alcanzar perfecto dominio de ti mismo, de modo que, a pesar de las apariencias, sientas todo lo que quieras sentir. Utiliza el sueño y la oración como ayuda en la realización de tus estados deseados. Estas son las dos puertas de entrada al subconsciente.

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