Neville Goddard

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La Ley: Imaginar Crea la Realidad

“El hombre es toda imaginación. Dios es el hombre y existe en nosotros y nosotros en él …  El cuerpo eterno del hombre es la imaginación, que es Dios mismo” – Blake

El propósito de la primera parte de este libro es mostrar, a través de historias reales, cómo la imaginación crea la realidad.  

La ciencia progresa a través de hipótesis probadas tentativamente y luego aceptadas o rechazadas según los hechos de la experiencia. La afirmación de que la imaginación crea la realidad no necesita más consideración de lo que permite la ciencia. Se demuestra a sí misma en la ejecución. 

El mundo en el cual vivimos, es un mundo de imaginación. De hecho, la vida misma es una actividad de la imaginación. El profesor Morrison, de la Universidad de St. Andrews, escribió: “Para Blake, el mundo se origina en una actividad divina idéntica a lo que nosotros conocemos como la actividad de la imaginación”; su tarea es “abrir los ojos inmortales del hombre hacia adentro en los mundos del pensamiento, hacia la eternidad, siempre expandiéndose en el seno de Dios, la Imaginación Humana”.

Nada aparece o continúa existiendo por un poder propio. Los eventos suceden porque actividades imaginativas comparativamente estables los crearon, y continúan existiendo solo mientras reciban tal apoyo.

Douglas Fawcett escribe: “El secreto de la imaginación es el mayor de todos los problemas, a cuya solución aspira el místico. El poder supremo, la sabiduría suprema, el deleite supremo, se encuentran en la remota solución de este misterio”.

Cuando el individuo resuelva el misterio de la imaginación, habrá descubierto el secreto de la causalidad, que es: La imaginación crea la realidad. Por lo tanto, aquel que es consciente de lo que está imaginando, sabe lo que está creando; reconoce cada vez más que el drama de la vida es imaginario, no físico. Toda actividad en el fondo es imaginaria. Una imaginación despierta trabaja con un propósito. Crea y conserva lo deseable, y transforma o destruye lo indeseable.

La imaginación divina y la imaginación humana no son en absoluto dos poderes, sino Uno. La válida distinción que existe entre los aparentes dos, no se encuentra en la sustancia con la cual operan, sino en el grado de intensidad del poder operante en sí. Actuando en un alto tono, un acto imaginario es un hecho objetivo inmediato. En tono menor, un acto imaginario es realizado en un proceso de tiempo. Pero ya sea que la imaginación tenga un nivel alto o bajo, es la “Realidad última, esencialmente no-objetiva, de la cual los objetos se vierten como repentinas fantasías”. Ningún objeto es independiente de la imaginación en algún nivel o niveles.  Todo en el mundo debe su carácter a la imaginación en uno de sus diversos niveles.

Fitche escribe: “La realidad objetiva se produce exclusivamente a través de la imaginación”. Los objetos parecen tan independientes de nuestra percepción de ellos, que tendemos a olvidar que deben su origen a la imaginación. El mundo en el que vivimos es un mundo de imaginación, y el individuo, a través de sus actividades imaginarias, crea las realidades y las circunstancias de vida; esto lo hace conscientemente o inconscientemente.  

La gente le presta muy poca atención a este don invaluable – la imaginación humana- y un don es prácticamente inexistente a menos que haya una posesión consciente de él y una disposición para usarlo. Todos poseen el poder de crear la realidad, pero cuando no se ejerce conscientemente, este poder duerme como si estuviera muerto. Las personas viven en el corazón mismo de la creación – la imaginación humana – sin embargo, no son más sabios por lo que ocurre allí. El futuro no será fundamentalmente diferente de las actividades imaginarias del individuo; por lo tanto, es maestro de su destino aquel que puede convocar a voluntad cualquier actividad imaginaria que él desee y para quien las visiones de su imaginación son tan reales como las formas de la naturaleza.   

El futuro es la actividad imaginaria en su marcha creativa. La imaginación es el poder creativo no solo del poeta, el artista, el actor y el orador, sino también del científico, el inventor, el comerciante y el artesano. Su mal uso en la creación desenfrenada de imágenes desagradables es obvio; pero su mal uso en la represión indebida genera una esterilidad que roba al individuo la riqueza real de la experiencia. Imaginar nuevas soluciones para problemas cada vez más complejos, es mucho más noble que huir de los problemas.  

La vida es la continua solución de un problema continuamente artificial. La imaginación crea eventos. El mundo, creado a partir de la imaginación de las personas, comprende innumerables creencias en conflicto; por lo tanto, nunca puede haber un estado perfectamente estable o estático. Los eventos de hoy están destinados a perturbar el orden establecido ayer. Los hombres y las mujeres imaginativos invariablemente desestabilizan una paz mental preexistente.  

No te inclines ante el dictado de los hechos ni aceptes la vida sobre la base del mundo externo. Afirma la supremacía de tus actos imaginarios por sobre los hechos y pone todas las cosas en sometimiento a ellos. Aférrate firmemente a tu ideal en tu imaginación. Nada puede arrebatarlo de ti, excepto tu incapacidad para persistir en imaginar el ideal realizado. Imagina solo aquellos estados que son valiosos o prometedores.  

Intentar cambiar las circunstancias antes de cambiar tu actividad imaginaria es luchar contra la naturaleza misma de las cosas. No puede haber cambio externo mientras no haya primero un cambio imaginario. Todo lo que haces, sin el acompañamiento de un cambio imaginario, no es más que el inútil reajuste de las superficies. Imaginar el deseo cumplido provoca una unión con ese estado y durante esa unión te comportas de acuerdo con tu cambio imaginario. Esto te muestra que un cambio imaginario dará como resultado un cambio de comportamiento. No obstante, tus alteraciones imaginarias comunes al pasar de un estado a otro, no son transformaciones porque cada una de ellas es rápidamente sucedida por otra en dirección contraria. Pero cuando un estado se hace tan estable como para convertirse en tu estado de ánimo constante, tu actitud habitual, entonces ese estado habitual define tu carácter y es una verdadera transformación.  

¿Cómo lo haces? ¡Autoabandono! Ese es el secreto. Debes abandonarte mentalmente hacia tu deseo cumplido en tu amor por ese estado y, al hacerlo, vivir en el nuevo estado y ya no más en el antiguo estado. No puedes comprometerte con lo que no amas, entonces el secreto del autocompromiso es la fe más el amor. La fe es creer lo que es increíble. Comprométete a sentir el deseo cumplido, en la fe de que este acto de autocompromiso se convertirá en una realidad. Y debe convertirse en realidad porque la imaginación crea la realidad.

La imaginación es a la vez conservadora y transformadora. Es conservadora cuando construye su mundo a partir de imágenes provistas por la memoria y la evidencia de los sentidos. Es creativamente transformadora cuando imagina las cosas como deberían ser, construyendo su mundo de los generosos sueños de la fantasía.

En la procesión de imágenes, las que tienen prioridad – naturalmente- son las de los sentidos. Sin embargo, una impresión sensorial presente es solo una imagen. No difiere en su naturaleza de una imagen de la memoria o de la imagen de un deseo. Lo que hace que una impresión sensorial presente sea tan objetivamente real es la imaginación del individuo actuando en ella y pensando desde ella; mientras que, en una imagen de la memoria o un deseo, la imaginación del individuo no está funcionando en ella ni pensando desde ella, sino que está funcionando fuera de ella y pensando en ella. 

Si entraras a la imagen en tu imaginación, entonces sabrías lo que es ser creativamente transformador, entonces realizarías tu deseo y entonces serías feliz. Cada imagen puede ser encarnada. Pero a menos que tú, tú mismo, entres en la imagen y pienses a partir de ella, será incapaz de nacer. Por lo tanto, es el colmo de la locura esperar que el deseo se realice por el simple paso del tiempo. Aquello que requiere ocupación imaginativa para producir su efecto, obviamente, no puede ser efectuado sin tal ocupación. No puedes estar en una imagen y no sufrir las consecuencias de no estar en otra.  

La imaginación es una sensación espiritual. Entra en la imagen del deseo cumplido, luego dale vivacidad sensorial y los tonos de realidad, actuando mentalmente como lo harías si ya fuera un hecho físico. Ahora, esto es lo que quiero decir con sensación espiritual. Imagina que estás sosteniendo una rosa en tu mano. Huélela. ¿Identificas el olor de las rosas? Bueno, si la rosa no está allí, ¿por qué está su fragancia en el aire? A través de la sensación espiritual, es decir, a través de la vista, el sonido, el aroma, el gusto y el tacto imaginarios, puedes dar a la imagen viveza sensorial. Si haces esto, todas las cosas conspirarán para ayudar a tu cosecha y, al reflexionar, verás cuán sutiles fueron los hilos que te llevaron a tu objetivo. Tú nunca podrías haber ideado los medios que tu actividad imaginaria empleó para realizarse.

Si anhelas escapar de tu actual fijación de los sentidos, transformar tu vida actual en el sueño de lo que podría ser, necesitas imaginar que ya eres lo que quieres ser y sentirte de la manera que esperarías sentirte bajo tales circunstancias. Como las fantasías de un niño que está rehaciendo el mundo según su propio corazón, crea tu mundo a partir de puros sueños de fantasía. Mentalmente entra en tu sueño; mentalmente hace lo que realmente harías si fuera físicamente cierto. Descubrirás que los sueños no son realizados por los ricos, sino por los imaginativos. Nada se interpone entre tú y el cumplimiento de tus sueños, sino los hechos – y los hechos son creaciones de la imaginación. Si cambias tu imaginación, cambiarás los hechos.

El individuo y su pasado son una estructura continua. Esta estructura contiene todos los hechos que se han conservado y aún operan por debajo del umbral de su mente superficial. Para él, es simplemente historia. Para él parece inalterable: un pasado muerto y firmemente fijo. Pero por sí mismo está vivo, es parte de la era de la vida. Él no puede dejar atrás los errores del pasado, porque nada desaparece. Todo lo que ha sido sigue en existencia. El pasado aún existe y sigue dando sus resultados. El individuo debe retroceder en la memoria, buscar y destruir las causas del mal, por muy atrás que se encuentren.  Este retroceder al pasado y en la imaginación reproducir una escena del pasado como debería haber sido realizada la primera vez, yo lo llamo revisión – y la revisión resulta en revocación. 

Cambiar tu vida significa cambiar el pasado. Las causas de cualquier mal presente son las escenas no revisadas del pasado. El pasado y el presente forman la estructura completa del individuo; llevan consigo todos sus contenidos. Cualquier alteración de contenido resultará en una alteración en el presente y el futuro.

Vive noblemente, para que la mente pueda almacenar un pasado digno de recordar. Si fallas en hacerlo, entonces recuerda que el primer acto de corrección o cura es siempre: “revisar”. Si el pasado es recreado en el presente, así también el pasado revisado será recreado en el presente, o bien la declaración: “Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18).

El propósito del comentario de historia a historia que sigue, es enlazar lo más brevemente posible los distintos, pero nunca desconectados, temas de los catorce capítulos en los que he dividido la primera parte de este libro. Espero que sirva como un hilo de pensamiento consistente que une el conjunto en la prueba de su afirmación: Imaginar Crea la Realidad. Hacer tal afirmación es fácil. Demostrarlo en la experiencia de otros es mucho más difícil. El objetivo de este libro es animarte a usar la “Ley” constructivamente en tu propia vida.


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