Solamente a través del cambio de conciencia —cambiar realmente el concepto de ti mismo— podrás “construir mansiones más majestuosas”, las manifestaciones de más y más altos conceptos (y manifestar se refiere a experimentar los resultados de estos conceptos en tu mundo).
La razón yace en el hecho de que la conciencia es la única realidad, es la primera y única causa-sustancia del fenómeno de la vida. Nada tiene existencia para el individuo, salvo a través de la conciencia que él tiene sobre ello. Por lo tanto, es a la conciencia a la que debes acudir, porque es el único fundamento por el cual el fenómeno de la vida puede ser explicado.
Si aceptamos la idea de una primera causa, seguiría que la evolución de esa causa nunca podría resultar en otra cosa ajena de sí misma. Es decir, si la primera causa-sustancia es luz, todas sus evoluciones, frutos y manifestaciones permanecerían siendo luz.
La primera causa-sustancia siendo conciencia, todas sus evoluciones, frutos y fenómenos deben permanecer en la conciencia. Todo lo que puede ser observado sería una forma más alta o más baja, o una variación de la misma cosa. En otras palabras, tu conciencia es la única realidad, entonces, debe también ser la única sustancia.
Consecuentemente, lo que aparece ante ti como circunstancias, condiciones e incluso objetos materiales, realmente son solo el producto de tu propia conciencia.
La naturaleza, entonces, como una cosa o un complejo de cosas externas a tu mente, debe ser rechazada. Tú y tu entorno no pueden ser considerados como existentes por separado. Tú y tu mundo son uno.
Por lo tanto, debes volverte de la apariencia objetiva de las cosas hacia el centro subjetivo de las cosas, es decir, tu conciencia, si realmente quieres saber la causa del fenómeno de la vida y cómo usar este conocimiento para realizar tus sueños más preciados.
En medio de aparentes contradicciones, antagonismos y contrastes de tu vida, hay tan solo un principio funcionando, solo tu conciencia operando.
La diferencia no consiste en una variedad de sustancia, sino en una variedad de la manera en que está arreglada la misma causa-sustancia, tu conciencia.
El mundo se mueve con necesidad, sin motivo. Con esto me refiero a que no tiene un motivo por sí mismo, pero está bajo la necesidad de manifestar tu concepto, o sea la organización de tu mente, y tu mente está siempre organizada en la imagen de todo lo que tú crees y aceptas como verdadero.
El rico, el pobre, el mendigo o el ladrón no son diferentes mentes, sino diferentes arreglos de la misma mente, al igual que cuando se magnetiza un pedazo de metal, no difiere en la sustancia desde su estado desmagnetizado, sino en la organización y orden de sus moléculas. Un solo electrón girando en una órbita específica constituye la unidad del magnetismo. Cuando un pedazo de metal o cualquier otra cosa es desmagnetizada, el electrón que gira no se ha detenido. Por lo tanto, el magnetismo no ha dejado de existir. Hay solamente una reorganización de las partículas, que hace que no produzcan un efecto externo o perceptible. Cuando las partículas son organizadas al azar, mezcladas hacia todas las direcciones, se dice que la sustancia es desmagnetizada; pero cuando las partículas son alineadas en rangos para que un número de ellas apunten hacia una dirección, la sustancia es un magneto. El magnetismo no es generado, es exhibido.
Salud, riquezas, belleza y genio no son creados; son solo manifestados por la organización de tu mente, es decir, por tu concepto de ti mismo (y tu concepto de ti mismo es todo lo que aceptas y consientes como verdad. Lo que tú consientes, solo puede ser descubierto por una observación acrítica de tus reacciones de la vida. Tus reacciones revelan dónde vives psicológicamente, y donde vives psicológicamente, determina cómo tú vives aquí en el mundo externo visible.)
La importancia de esto en tu vida diaria debería ser inmediatamente aparente. La naturaleza básica de la causa principal es la Conciencia. Por lo tanto, la sustancia definitiva de todas las cosas, es la Conciencia.