Todo el mundo es susceptible a las mismas leyes psicológicas que gobiernan al sujeto hipnótico común. Él es susceptible al control por sugestión. En hipnosis, los sentidos objetivos están parcial o totalmente suspendidos. Sin embargo, no importa cuán profundamente los sentidos objetivos están cerrados en hipnosis, las facultades subjetivas están alerta y el sujeto reconoce todo lo que ocurre a su alrededor. La actividad y el poder de la mente subjetiva son proporcionales al sueño de la mente objetiva. Las sugestiones que parecen carentes de poder cuando son presentadas directamente a la conciencia objetiva, son altamente eficaces cuando el sujeto está en estado hipnótico.
El estado hipnótico es simplemente ser objetivamente inconsciente. En hipnotismo, la mente consciente es puesta a dormir y los poderes subconscientes son expuestos para ser directamente accedidos por sugestión. Es fácil ver de esto, siempre que se acepte la verdad de la sugestión mental, que cualquiera que objetivamente no esté consciente de ti, está en un profundo estado hipnótico en relación a ti. Por eso,
“No maldigas al monarca, ni en tu pensamiento; y no maldigas al rico en tu recámara; porque un ave de los cielos llevará el rumor, y un ser alado hará conocer el asunto”. [Eclesiastés 10:20]
Lo que tú sinceramente crees verdad de otro, eso despiertas dentro de él.
Nadie necesita ser puesto en trance, a la manera ordinaria, para ser ayudado. Si el sujeto no está conscientemente avisado de la sugestión y si la sugestión es dada con convicción y aceptada confiadamente por el operador como verdadera, entonces tienes el contexto ideal para una plegaria exitosa. Representa mentalmente al sujeto como si ya hubiera hecho lo que deseas que haga. Mentalmente háblale y felicítale por haber hecho lo que quieres que haga. Mentalmente, obsérvalo en el estado que quieres que obtenga. Dentro del círculo de su acción, cada palabra hablada subjetivamente despierta objetivamente lo que afirman. La incredulidad de parte del sujeto no es una traba cuando tú estás en control de la ensoñación.
Una firme afirmación de tu parte, mientras estás en un estado parcialmente subjetivo, despiertan lo que afirma. Autoconfianza de tu parte y la completa creencia en la verdad de tu aserción mental, son todo lo que se necesita para producir resultados. Visualiza el sujeto e imagina que oyes su voz. Esto establece contacto con su mente subjetiva. Entonces imagina que te está diciendo lo que tú quieres oír. Si quieres mandarle palabras de salud y riqueza, entonces imagina que él te está diciendo, “Nunca me he sentido mejor y nunca he tenido tanto”, y mentalmente cuéntale de tu dicha de ser testigo de su buena fortuna. Imagina que ves y escuchas su dicha.
Una conversación mental con la imagen subjetiva de otro debe ser de tal manera que no exprese la menor duda sobre la verdad de lo que escuchas y dices. Si tienes la mínima idea de que no crees lo que has imaginado que has escuchado o visto, el sujeto no lo cumplirá, pues tu mente subjetiva transmitirá sólo tus ideas fijas. Sólo las ideas fijas pueden despertar su correspondiente vibracional en aquellos a los que se dirigen.
En el ensueño controlado, las ideas deben ser sugeridas con el máximo cuidado. Si no controlas tu imaginación en el ensueño, tu imaginación te controlará a ti. Lo que sea que sugieras con confianza es ley para la mente subjetiva; está en la obligación de manifestar aquello que mentalmente afirmas. El sujeto no solamente ejecuta el estado afirmado, sino que lo hace como si la decisión hubiera venido de sí mismo, o la idea hubiera sido originada por él. El control del subconsciente es el dominio sobre todo. Cada estado obedece al control de la propia mente. El control del subconsciente se logra a través del control de tus creencias, el que a su vez es el factor todo-poderoso en la producción de estados visibles. Imaginación y fe son los secretos de la creación.