Neville Goddard

en Español

El Dios Triuno

“Y Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. – Genesis 1: 26

Habiendo descubierto que Dios es nuestra conciencia de ser y esta incondicionada e inmutable realidad (el Yo Soy) es el único creador, veamos por qué la Biblia registra una trinidad como el creador del mundo. En el versículo 26 del primer capítulo de Génesis se dice: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Las iglesias se refieren a esta pluralidad de dioses como Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. ¿Qué se entiende por Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo? Ellos nunca han intentado explicarlo, ya que están en oscuridad con respecto a este misterio.

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres aspectos o condiciones de la conciencia de ser incondicionada, llamada Dios. La conciencia de ser precede a la conciencia de ser algo. Esa conciencia incondicionada que precedió a todos los estados de conciencia es Dios-Yo Soy. Los tres aspectos condicionados o divisiones de sí mismo se pueden expresar mejor de esta manera:

La actitud receptiva de la mente es ese aspecto que recibe impresiones y, por lo tanto, puede compararse con un útero o Madre.

Lo que hace la impresión es el aspecto masculino o que presiona y, por lo tanto, se conoce como Padre.

La impresión en el tiempo se convierte en expresión, cuya expresión es siempre la imagen y semejanza de la impresión; por lo tanto, se dice que este aspecto exteriorizado es el Hijo que da testimonio de su Padre-Madre. La comprensión de este misterio de la trinidad permite – a quien lo entiende – transformar por completo su mundo y adaptarlo como quiera. 

Aquí hay una aplicación práctica de este misterio. Siéntate en silencio y decide qué es lo que más te gustaría expresar o poseer. Después que hayas decidido, cierra los ojos y saca completamente tu atención de todo lo que negaría la realización de lo deseado; luego asume una actitud mental receptiva y juega el juego de suponer, por medio de la imaginación, cómo te sentirías si ahora se realizara tu deseo. Comienza a escuchar como si el espacio te estuviera hablando y diciéndote que ahora eres lo que deseas ser.

Esta actitud receptiva es el estado de conciencia que debes asumir antes de que pueda hacerse una impresión. Cuando se obtiene este estado mental flexible e impresionable, entonces comienza a impresionar sobre ti mismo el hecho de que eres aquello que deseas ser afirmando y sintiendo que ahora tú estás expresando y teniendo lo que has decidido ser y tener. Continúa en esta actitud hasta que se haga la impresión.

Al contemplar, siendo y teniendo lo que has decidido ser y tener, notarás que con cada inhalación de aliento una alegre emoción recorre todo tu ser. Esta emoción aumenta en intensidad a medida que sientes más y más la alegría de ser aquello que afirmas ser. Luego, en una inhalación final profunda, todo tu ser explotará con la alegría del logro y sabrás por tu sentimiento que estás impregnado por Dios, el Padre. Tan pronto como se haga la impresión, abre los ojos y regresa al mundo que unos momentos antes habías dejado fuera.

En esta actitud receptiva tuya, mientras contemplabas ser aquello que deseabas ser, en realidad estabas realizando el acto espiritual de generación; así que ahora, en tu regreso de esta meditación silenciosa, eres un ser embarazado teniendo un hijo o impresión, cuyo niño fue inmaculadamente concebido sin la ayuda del hombre.

La duda es la única fuerza capaz de perturbar la semilla o impresión; para evitar el aborto involuntario de un niño tan maravilloso, camina en secreto a través del intervalo de tiempo que tomará la impresión en convertirse en expresión. No le cuentes a nadie tu romance espiritual. Encierra tu secreto dentro de ti en alegría, seguro y feliz de que algún día llevarás al hijo de tu amado, expresando y poseyendo la naturaleza de tu impresión. Entonces conocerás el misterio de “Dios dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen”.

Sabrás que la pluralidad de Dioses a los que se hace referencia son los tres aspectos de tu propia conciencia y que tú eres la trinidad, reuniéndose en un cónclave espiritual para formar un mundo a la imagen y semejanza de aquello que eres consciente de ser.


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