Ahora déjame instruirte en el arte de la pesca. Se dice que los discípulos estuvieron de pesca toda la noche y no atraparon nada. Entonces Jesús llegó a escena y les dijo que volvieran a lanzar sus redes una vez más, en las mismas aguas en las que solo un momento antes eran estériles, y esta vez sus redes estaban casi reventando con la pesca.
Esta historia está teniendo lugar en el mundo hoy en día dentro de ti, el lector. Porque tienes dentro de ti todos los elementos necesarios para ir a pescar. Pero hasta que descubras que Jesucristo, (tu conciencia) es el Señor, pescarás como lo hicieron estos discípulos, en la noche de la oscuridad humana. Es decir, pescarás las cosas que piensas que son reales y pescarás con el cebo humano, que es lucha y esfuerzo, tratando de hacer contacto con éste y aquel; tratando de coaccionar a este ser o al otro ser; y todo ese esfuerzo será en vano. Pero cuando tú descubres que tu conciencia de ser es Cristo Jesús, le dejarás dirigir tu pesca. Y pescarás en la conciencia por las cosas que deseas. Porque tu deseo será el pez que atraparás, porque tu conciencia es la única realidad viviente que pescarás en las profundas aguas de la conciencia.
Si quieres atrapar aquello que está más allá de tu capacidad actual, debes lanzarte hacia aguas más profundas, porque dentro de tu presente conciencia tales peces o deseos no pueden nadar. Para lanzarte hacia aguas más profundas, debes dejar atrás todo lo que es ahora tu problema actual o limitación, sacando tu atención lejos de ellos. Dale la espalda completamente a cada problema y limitación que ahora posees.
Habita en el ser, diciéndote a ti mismo: “Yo Soy”, “Yo Soy”, “Yo Soy”. Continúa declarándote a ti mismo que simplemente eres. No condiciones esta declaración, solo continúa sintiéndote ser y de pronto te encontrarás soltando el ancla que te ató a la superficie de tus problemas y moviéndote hacia lo profundo.
Generalmente, esto suele ir acompañado con el sentimiento de expansión. Sentirás que te expandes como si realmente estuvieras creciendo. No tengas miedo, porque se requiere coraje. No vas a morir a nada más que a tus anteriores limitaciones, pero éstas van a morir a medida que te alejas de ellas, porque solo viven en tu conciencia. En esta conciencia profunda o expandida encontrarás que eres un poder que nunca antes había soñado.
Las cosas deseadas antes de dejar las costas de la limitación, son los peces que vas a atrapar en esta profundidad. Porque has perdido toda conciencia de tus problemas y barreras, ahora es lo más fácil del mundo sentirte uno con las cosas deseadas.
Porque Yo Soy (tu conciencia) es la resurrección y la vida, debes adjuntar este poder de resurrección que eres a la cosa deseada, si quieres que aparezca y viva en tu mundo. Ahora empieza a asumir la naturaleza de la cosa deseada por el sentimiento: “Yo Soy rico”; “Yo Soy libre”; “Yo Soy fuerte”. Cuando este “sentir” se ha fijado en tu interior, tu ser sin-forma tomará sobre sí las formas de las cosas sentidas. Tú estás “crucificado” sobre los sentimientos de riqueza, libertad y fuerza. Permanece sepultado en la quietud de estas convicciones. Entonces, como un ladrón en la noche y cuando menos lo esperas, estas cualidades serán resucitadas en tu mundo como realidades vivientes.
El mundo te tocará y verá que eres carne y sangre porque comenzarás a dar el fruto de la naturaleza de estas nuevas cualidades apropiadas. Este es el arte de la pesca exitosa para las manifestaciones de la vida.
La exitosa realización de lo deseado también se nos dice en la historia de Daniel en la guarida de los leones. Aquí se cuenta que Daniel, mientras estaba en la guarida de los leones, les dio la espalda a los leones y miró hacia la luz que venía desde arriba; los leones se mantuvieron sin fuerza y la fe de Daniel en su Dios lo salvó.
Esta también es tu historia, y tú también debes hacer lo que hizo Daniel. Si te encontraras en la guarida de los leones no tendrías otra preocupación más que los leones. Tú no estarías pensando en ninguna otra cosa en el mundo sino en tu problema – cuyo problema serían los leones. Sin embargo, se te dice que Daniel le dio la espalda y miró hacia la luz que era su Dios. Si nosotros seguimos el ejemplo de Daniel, mientras estamos prisioneros dentro de la cueva de la pobreza, de la enfermedad, debemos sacar nuestra atención lejos de nuestros problemas de deudas o enfermedad y habitar en lo que buscamos. Si no miramos atrás en la conciencia hacia nuestros problemas, sino que continuamos con fe creyendo que somos aquello que buscamos, nosotros también encontraremos las paredes de la prisión abiertas y la cosa deseada – sí, “cualquier cosa” – será manifestada.
Otra historia que se nos cuenta es sobre la viuda y las tres gotas de aceite. El profeta le preguntó a la viuda: “¿Qué tienes en tu casa?” Y ella respondió: “Tres gotas de aceite”. Él le dijo, “pide algunas vasijas prestadas. Cuando regreses a casa cierra la puerta y comienza a llenarlas”. Y de esas tres gotas de aceite, ella vertió en todas las vasijas prestadas, llenándolas a toda su capacidad y aun sobró aceite.
Tú, el lector, eres esta viuda. No tienes marido que te impregne o te haga fructífera, ya que ‘Viuda’ es un estado estéril. Tu conciencia es ahora el Señor – o el profeta que se ha convertido en tu esposo. Sigue el ejemplo de la viuda que, en lugar de reconocer un vacío o nada, reconoció algo – tres gotas de aceite.
Entonces la instrucción que se le dio a ella fue, “Entra y cierra la puerta,” es decir, cierra la puerta de los sentidos que te dicen de las medidas vacías, las deudas, los problemas. Cuando has quitado tu atención por completo cerrando la evidencia de los sentidos, comienza a sentir la dicha (simbolizada por el aceite) de haber recibido las cosas deseadas. Cuando dentro de ti se establece el acuerdo de que todas las dudas y temores han pasado, entonces tú también llenarás todas las medidas vacías de tu vida y tendrás la abundancia fluyendo.
El reconocimiento es el poder que decreta en el mundo. Cada estado que has reconocido tú lo has encarnado. Lo que hoy reconoces como verdad de ti mismo es lo que estás experimentando. Así que tú también sé como la viuda y reconoce la dicha, no importa que tan pequeños sean los comienzos del reconocimiento y serás generosamente recompensado – porque el mundo es un espejo magnificado, magnificando todo lo que eres consciente de ser.
“Yo Soy Jehová tu Dios, que te saque de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás otros dioses delante de mí” (Éxodo 20:2-3)
¡Qué gloriosa revelación, tu conciencia ahora revelada como el Señor tu Dios! Ven, despierta de tu sueño de ser prisionero. Date cuenta de que “la tierra es tuya y su plenitud; el mundo y todos los que habitan en él”.
Te has enredado tanto con la creencia de que eres un ser humano, que has olvidado el Ser glorioso que eres. Ahora, con tu memoria restaurada decreta lo invisible para que aparezca y aparecerá, porque todas las cosas son llamadas a responder a la Voz de Dios, tu conciencia de ser – el mundo está…
¡A tus Órdenes!