Neville 29-09-1969.
Judas es llamado traidor, pero ¿qué fue lo que traicionó? Judas traicionó el gran secreto del mesías y dónde podría ser encontrado Jesús . Su papel es el más importante en el gran misterio de Dios.
“He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios a traído un Salvador a Israel, Jesús” [Hechos 13:22]
Luego en el capítulo 43 de Isaías, el Señor revela al Salvador diciendo: “Yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay salvador.” Si Dios trajo un salvador a la humanidad, tuvo que traerse a sí mismo – como Jesús, que simplemente significa “Yo Soy”.
Esto reveló en las grandes declaraciones del “Yo soy”: Yo soy la vid; Yo soy la puerta; Yo soy el pastor; Yo soy el pan. En esas declaraciones Jesús está declarando que a menos que creas que tu “Yo Soy” es el Señor, tú mueres en tus pecados, porque tu “Yo soy” es Jesús – tu Salvador – el hombre que gobernará como Dios, como él prometió.
Cuando escuchas la palabra “Jesús” puedes pensar en alguien fuera de ti mismo; pero yo te digo: tu Yo Soy es Jesús – profundamente dormido. Él está enterrado en ti y un día despertará en ti. Dormido, tú eres un hijo de Dios; pero cuando despiertas, tú eres Dios el Padre. Enviando a sus hijos al mundo para vencer la muerte, los hijos regresan como el Padre de toda la vida. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él y le veremos tal como él es”. [1 Juan 3:2]
Como hijo de Dios, no aparece lo que serás; pero cuando Dios aparece, lo conocerás, porque serás igual a él. ¡Ese es el gran secreto mesiánico! Y cuando ese secreto se descubre en ti, verás la importancia de separar las palabras “Jesús” y “Cristo” – como se dice en el Libro de Apocalipsis: “Ven Señor Jesús y su Cristo”, porque Cristo es el Mesías – Gran hijo David, que te revela como su Padre, Jesús.
El hombre ha olvidado por completo el misterio y habla de Jesús como un pequeño hombre que nació de una mujer hace dos mil años, cuando Jesús es Dios mismo. Tu conciencia de ser es Jesús, que es Dios el Padre. El gran secreto de la fe cristiana es la revelación de la paternidad de Dios y la hermandad del hombre. La paternidad de Dios es Jesús en ti. ¿No te das cuenta de que Jesús y su Cristo están en ti? ¿No vino David (el Cristo) en el espíritu y llamó a Jesús “Señor”? Si David no estuviera en ti, nunca sabrías que eres Dios el Padre.
Un día David salió de mí. Se paró frente a mí y yo sabía exactamente quién era y nuestra relación el uno con el otro, incluso antes de que me llamara padre. Ahora sé que todos tendrán un día la misma experiencia, porque sólo hay un Dios, un sólo Padre. Todos somos miembros de ese único cuerpo que compartimos en este maravilloso final prometido, ya que todo se resuelve en aquel que es Dios el Padre.
Así que Judas revela el secreto mesiánico diciéndote que encontrarás al Señor Jesús en el cielo, y que el cielo está dentro de ti. Si alguien dijera; “Ven, mira: aquí está o ahí está”, no le creas; porque el reino de los cielos está dentro tuyo. Cuando encuentras a Jesús, tu viaje ha terminado. Entonces tu corazón saldrá a todos, porque sabrás que son tus hermanos. No van a ser hijos de Dios; ustedes ya son dioses, hijos del Altísimo, convirtiéndose en Dios mismo.
Dios es capaz de entregarse a ti como si no hubiera otro – sólo Dios y tú. Cree esto y la historia más increíble jamás contada – que es el patrón de salvación – se desplegará en ti para revelarte como Dios el Padre. Esa es la historia de la Biblia.
El Antiguo Testamento es un presagio, mientras que el Nuevo es su cumplimiento, escrito como un borrador. Pablo escribió sus trece cartas por lo menos veinte años – cronológicamente hablando – antes del primer evangelio, que es Marcos; sin embargo, ningún libro lo explica por completo. He intentado lo mejor posible aclarar cómo se desplegó dentro de mí y cómo llegué a la plena realización de mí mismo como Dios el Padre.
Te digo que no hay otro Dios, ningún otro ser. Dios realmente envió a sus hijos a este mundo. Él te escogió en sí mismo antes de la fundación del mundo. Tú estás aquí para realizar un determinado trabajo; y cuando lo hagas, dirás: “Padre, he terminado la obra que me has encomendado hacer. Ahora regresa a mí la gloria que era mía, la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuera”. Como hijo, irradias la gloria de Dios; pero cuando regresas, eres esa gloria, tú eres ese Dios. Dios el Padre transforma a sus hijos en sí mismo dándonos su propio hijo, que revela nuestra verdadera identidad. Este es el misterio de la vida a través de la muerte.
Hay un patrón en esos treinta y nueve libros del Antiguo Testamento que se cumple en el Nuevo. Pablo insta a todos a “seguir el modelo de la verdadera palabra que oíste de mí”. Aquí, él te está diciendo que sus palabras son verdaderas, pero él no las pronuncia. Él hace la declaración: “Cuando Dios tuvo a bien revelarme a su hijo, no apresuré a consultar con carne y sangre”, pero no dice la experiencia.
Pablo fue el primero en usar la palabra “Cristo” que es la palabra “Mesías” y significa “Dios ha tocado, ha hecho contacto”. Descendiendo sobre un hijo en forma corporal como una paloma, Dios ha contactado a ese hijo a través del sentido del tacto. Ese contacto es el don del Espíritu Santo y en ese acto Dios sella su don. En el Antiguo Testamento, Dios decretó a David como su hijo.
Y en el Nuevo Testamento, David viene en el Espíritu y te revela como su padre. Este es el gran secreto que Judas traicionó. Habiendo tenido las experiencias, Judas traicionó el secreto mesiánico y dice dónde podría encontrarse a Jesús, y quién es él.
Jesús está en ti como tu aliento de vida. Un día él despertará y al levantarse en ti, tú te levantarás. En ese momento eres salvado de este mundo de muerte y transformado en el Dios de toda vida. Esa es la historia del cristianismo.
No esperes que Cristo venga de afuera. Cientos de millones están esperando que venga a cambiar el mundo, pero no va a cambiar. Es un mundo de oscuridad educativa, una escuela; y tú no cambias una escuela en una casa; y el cielo es tu hogar. Un día te graduarás de esta escuela y recibirás el don de Dios mismo. A medida que este regalo es dado, tú despiertas para descubrir que estás en la tumba donde primero te acostaste a dormir. Entonces el patrón de las verdaderas palabras que has oído de mí se desarrollará en ti.
Pablo intentó unir sus experiencias en el Antiguo Testamento, al citar los treinta y nueve libros uno tras otro; pero él no expuso sobre ellos. Pero, como dijo Blake: “Lo que puede hacerse explícito para el idiota no vale mi atención”. Tal vez Pablo sintió de la misma manera. ¿Por qué explicarlo, cuando el deseo de entender obligará a buscar en las Escrituras y preguntarse por qué, qué, dónde y cuándo? Si tú haces estas preguntas, encontrarás sus respuestas dentro tuyo.
Te digo: Dios literalmente se convirtió en ti para que tú te conviertas en Dios. Y al convertirte en Dios Padre, no pierdes tu individualidad. Tú no eres sólo un miembro de este cuerpo maravilloso – compartiendo el fin del propósito de todas las cosas – sino tú eres el cuerpo, porque tú eres su espíritu animador.
Tú eres un miembro, aun el todo, porque en Dios no hay división. Y nadie se perderá. Aunque los evangelistas nos dicen que, como estamos pecando nos perderemos, pero no es la voluntad de Dios que ninguno se pierda, porque Dios se perdería. No puedes decir “Yo Soy” a menos que Dios esté en ti. Tú puedes ser un necio, pero aun así, sabes que eres tú. Es posible que no sepas quién eres, dónde estás o qué eres; pero no puedes dejar de saber que eres. Esa conciencia es Dios y no hay otro.
Judas revela la buena noticia de que Dios lo ha hecho. Qué coraje debe tomar uno de este mensaje. Los evangelistas están dando buenos consejos esta noche, diciendo a todos cómo vivir, qué decir y cómo actuar. Pero los evangelios nos dan las buenas nuevas de la salvación, diciéndonos que Dios realmente se convirtió en sus hijos para transformarlos en sí mismo, para que ellos se levanten como Dios Padre.
No todos los hijos salieron. En la historia del hijo pródigo, se nos dice que el que quedó se quejaba. Pensó que no tenía nada, pero lo tenía todo. Tú puedes ser dueño del mundo, pero si no lo sabes, puedes morir de hambre por falta de comida. Un banco puede tener un billón de dólares tuyos, pero si no lo sabes no vas a escribir un cheque. Pero cuando te das cuenta de quién eres en realidad, sabrás que todo es tuyo. Entonces dirás: “Yo y mi Padre somos uno, y todo lo mío es suyo y lo suyo es mío”. Después de la gran resurrección, actuarás el papel de Judas y dirás a todos los que entran en tu mundo quién es el Mesías y dónde podría ser encontrado Jesús.
No puedo decirte mi emoción cuando recibo cartas de ustedes que contienen las experiencias bíblicas que han tenido. Recibí una carta de una joven que todavía está en la escuela. Se especializa en música, quiere ser compositora. En su carta dijo: “Tengo un querido amigo que estaba de cumpleaños y quería darle algo especial, no tenía que ser material, podría ser algo que yo dijera o hiciera de lo cual él pudiera estar orgulloso. Me dormí pensando en esto, cuando me desperté a las dos de la madrugada, con una vivida memoria de este sueño: estaba sentada en mi cama, con mi madre y mi padre cerca. Mi padre me entregó tres discos diciendo – Deja dos y regala el tercero. A él le encantará y no se cansará de escucharlo. Entonces sostuve una hoja de música que contenía las notas de las que se hizo el disco, vi que el título de la composición era “Cristo”, y el nombre del compositor era “Olam”.
Ella vio correctamente. La palabra “Olam” significa “algo escondido, mantenido fuera de la vista; un muchacho, un joven, un mozuelo”, y se traduce “eternidad” en la declaración, “Dios ha puesto la eternidad en la mente del hombre, sin embargo, no puede descubrir lo que Dios ha hecho sino al final. “
Cuando tu viaje llegue a su fin, encontrarás a ese joven eterno que es el hijo de Dios, David. Él es Olam, la eterna juventud, el compositor de la música – que es todo sobre sí mismo; porque él es el Cristo de las Escrituras. Jesús – el Señor y Cristo – su hijo, están en ti. Separa los dos. Cristo no es un título dado a Jesús, sino su poder y sabiduría, que salió al mundo para hacer su voluntad. Jesús es el Salvador, del cual sólo hay uno. “Yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador, y fuera de mí no hay salvador”. Aquí está una jovencita, todavía en la escuela, que ha encontrado a Cristo, al compositor y la composición.
No puedes agotar el tema de Cristo, pero el hombre siempre lo malinterpreta. Las multitudes creen que algunos hombres pequeños fueron crucificados en una cruz por los judíos, pero Juan nos dice: “No saben a quién adoran, pero nosotros sabemos a quién adoramos; porque la salvación viene de los judíos”. Si piensas en un judío físico estás en un error. Un judío es un israelita que no es un descendiente de Abraham según la carne, sino el elegido de Dios de cualquier raza o nación. El Antiguo Testamento es el Libro de los Judíos, del cual tú – como el hijo de Dios – viene a este mundo para cumplirlo. Toda experiencia mística, si es anunciada por una palabra en el Antiguo Testamento, está predestinada, escrita por los siervos de Dios – los profetas.
El orden cronológico del Antiguo y del Nuevo Testamento no es preciso. Mateo es el primer libro en nuestro Nuevo Testamento, pero Marcos vino antes que Mateo; y las cartas de Pablo fueron antes de los cuatro evangelios. Nuestros antepasados de la iglesia arreglaron los libros tal como aparecen ahora, pero no dan el verdadero orden del cuadro que se desarrolla, como tampoco lo hacen los libros del Antiguo Testamento. Pablo encontró el patrón que se desplegaba en él y compartió sus experiencias. En su segunda carta a Timoteo, le instó a no desviarse de “mi evangelio”, pero él no lo explicó. Te he dicho el orden cronológico tal como me sucedió.
La crucifixión comienza el viaje en el tiempo. Saliendo del Padre, tú vienes al mundo al ser crucificado en la humanidad. Como dijo Pablo: “Sólo conozco a Cristo y a éste crucificado”. Pero el drama de la redención comienza con tu resurrección de la humanidad y tu nacimiento espiritual. Entonces descubrirás la paternidad de Dios a través de tu hijo David (que es Cristo) llamándote padre. Este es el regalo, Dios se dio a sí mismo a través de sus hijos – el regalo de la paternidad.
Un día conocerás esta verdad por la traición del gran secreto del Mesías. Judas no sólo revela el gran secreto, sino que te dice dónde encontrar a Jesús. Está en el jardín como el árbol de la vida. Blake lo sabía. Por eso dijo: “Los dioses de la tierra y del mar buscaron en la naturaleza para encontrar ese árbol, pero su búsqueda fue en vano, crece en el cerebro humano”. Un día ese árbol – cuyas raíces están en tu cerebro – se revertirá, y la historia de Jesús y su Cristo se desplegará en ti.
Tú y yo éramos hijos de Dios antes de entrar en estas vestiduras de muerte. Cuando regresemos, habremos añadido a Dios el Padre, pero permanecemos individualizados. No puedo decirte el gozo, el éxtasis que te espera en tu regreso, porque saliste del Padre y viniste al mundo. Ahora dejarás el mundo y volverás al Padre, como el Padre.
Por lo tanto, el regalo de Dios para ti es Cristo, que es su hijo, David. Y el don de Cristo es el espíritu de verdad que se despliega para revelar su verdadera identidad. Como hijo, has venido al mundo para hacer la voluntad del que te envió. Y al final descubrirás que te enviaste a ti mismo, porque habrás encontrado a David, hijo de Isaí (Yo Soy), uno tras tu propio corazón que hace toda tu voluntad. Dormido, el Mesías hace la voluntad del Padre; pero cuando despierta, el Mesías y el Padre son uno.
Salimos del mundo de vida para entrar en el mundo de muerte en un gran experimento, sin saber si lo lograríamos. Él nos escogió – en él – para el experimento, entonces nos hizo victoriosos sobre la muerte dándonos a sí mismo, para que podamos saber que somos Dios el Padre. Estoy hablando por experiencia. No estoy teorizando ni especulando. Jesús está en ti como tu propia maravillosa imaginación humana. Cuando tú dices, “Yo soy”, que es Jesús. Un día tu conciencia despertará y se levantará. Entonces todo lo que se dice del Señor en el Antiguo Testamento se cumplirá en ti. Y desde ese momento tu aventura terminará, y caminarás consciente de ser Dios el Padre.
Qué glorioso concepto. Dios realmente se entregó a todos para un gran experimento que no puede fallar en nadie, ni siquiera en un Hitler o un Stalin. Ningún monstruo puede fallar, porque la resurrección es ahora un hecho. Se ha demostrado así. Todo el mundo volverá – no como el hijo de Dios (que es lo suficientemente glorioso) sino Dios mismo. Ese es mi mensaje para ti. Y es verdad.
Quiero agradecer a esta dulce joven por compartir su experiencia conmigo, para que yo pueda compartirla contigo. Deseosa de expresarse de manera amorosa hacia alguien que respeta, ve a sus padres – el símbolo de su poder creativo – entrar en su habitación. Su padre le dice que de tres discos – ¿no eran tres que estuvieron ante Abraham cuando se anunció el nacimiento del niño? Ellos fueron llamados hombres, no discos, pero es el mismo simbolismo. Le dijeron que guardara dos y le diera el otro, él lo amaría y no se cansaría de escucharlo. La música fue compuesta por Olam, la eterna juventud y su título era Cristo. Aquí está el compositor escribiendo sobre sí mismo, tal como el hombre hace aquí.
Cada libro que lees son los pensamientos, creencias y sentimientos de un hombre, en la forma escrita. Él tenía que adquirir la capacidad de escribir, y cualquiera puede hacerlo. Anda a la escuela, aplica y domina la técnica de la escritura. Entonces, a medida que comiences a escribir, descubrirás que sólo puedes escribir los pensamientos que impregnan tu propia mente. Tú puedes pensar que estás separado de tus pensamientos; pero tú y tus pensamientos son uno, así que estás escribiendo todo sobre ti mismo. Así, Olam – la eterna juventud – compuso la composición “Cristo”, que es todo acerca de sí mismo; y tú, Oh Cristo, nunca te cansarás de escuchar tu increíble historia.
Ahora entremos en el silencio