“La distinción entre lo que es real y lo que es imaginario no es una que pueda mantenerse finalmente… todas las cosas existentes son, en un sentido inteligible, imaginarias. ” – John S. MacKenzie
No es ficción. Si una actividad imaginaria puede producir un efecto físico, nuestro mundo físico debe ser esencialmente imaginario. Probar esto requeriría simplemente que nosotros observemos nuestras actividades imaginarias y veamos si producen o no los efectos externos correspondientes. Si lo hacen, entonces debemos concluir que no es ficción. El drama imaginario de hoy – la ficción- se convierte en el hecho del mañana.
Si tuviéramos esta visión más amplia de la causalidad, que la causalidad es mental no física, que nuestros estados mentales son causantes de los efectos físicos, entonces nos daríamos cuenta de nuestra responsabilidad como creador e imaginaríamos solo lo mejor.
La ficción, representada como una especie de obra de teatro en la mente, es lo que causa los hechos físicos de la vida. El individuo cree que la realidad reside en los objetos sólidos que ve a su alrededor; que el drama de la vida se origina en este mundo; que los eventos surgen repentinamente en la existencia creados momento a momento a partir de hechos físicos precedentes. Pero la causalidad no yace en el mundo externo de los hechos. El drama de la vida se origina en la imaginación del individuo. El verdadero acto de convertirse tiene lugar dentro de su imaginación y no afuera.
Las siguientes historias podrían definir la “causalidad” como el ensamblaje de estados mentales que, al producirse, crea lo que implica el ensamblaje.
El prólogo de “Una noche para recordar” de Walter Lord ilustra mi afirmación “Imaginar crea la realidad”:
«En 1898, un esforzado autor llamado Morgan Robertson, creó una novela sobre un fabuloso trasatlántico, mucho más grande que cualquiera que haya sido construido. Robertson cargó su nave con gente rica, acomodada y luego, una fría noche de abril, lo hizo estrellarse en un iceberg. De alguna manera, esto mostraba la futilidad de todo, de hecho, el libro fue llamado ‘Futilidad’ cuando apareció publicado ese año por la firma de M. F. Mansfield.
Catorce años después, una compañía naviera británica, llamada White Star Line, construyó un barco notablemente parecido al de la novela de Robertson. El barco era de sesenta y seis mil toneladas; el de Robertson era de setenta mil toneladas. El verdadero barco tenía 269 metros de longitud; el de ficción era de 244 metros. Ambos podían transportar aproximadamente tres mil personas, y ambos tenían botes salvavidas suficientes solo para una fracción de este número. Pero, entonces, esto no pareció importar porque ambos fueron proclamados como “insumergibles”.
El 19 de abril de 1912, el barco real salió de Southampton en su viaje inaugural hacia Nueva York. Su carga incluía una copia invaluable del Rubaiyat de Omar Jayam y un listado de pasajeros colectivamente valorados en doscientos cincuenta millones de dólares. En su viaje, también se estrelló en un iceberg y se hundió en una fría noche de abril. Robertson llamó a su nave Titán; White Star Line llamó a su nave “Titanic”.
Si Morgan Robertson supiera que imaginar crea la realidad, que la ficción de hoy es el hecho de mañana, ¿habría escrito la novela Futilidad? Schopenhauer escribe: “En el momento de la trágica catástrofe, se hace más clara que nunca la convicción de que la vida es un mal sueño del que tenemos que despertar” Y el mal sueño es causado por la actividad imaginaria de la humanidad dormida.
Las actividades imaginarias pueden estar alejadas de su manifestación y los eventos no observados son solo apariencias. Como se ve en esta tragedia, la causalidad está en otra parte en el espacio-tiempo. Lejos de la escena de la acción, invisible para todos, estaba la actividad imaginaria de Robertson, como un científico en una sala de control dirigiendo su misil guiado a través del espacio-tiempo.
“Quien pinta un cuadro, escribe una obra de teatro,
o un libro que otros leen mientras él duerme en la cama
En el otro lado del mundo – cuando ellos miran
su página, el durmiente, bien podría estar muerto;
¿Qué sabe él de su lejana y no percibida vida?
¿Qué sabe él de los pensamientos que sus pensamientos están planteando?
La vida que su vida está dando, o la lucha.
En cuanto a él, ¿alguna cavilación, algún elogio?
Sin embargo, ¿cuál está más vivo, él que está dormido
O su rápido espíritu en algún otro lugar,
marcando otros lugares, manteniendo
la atención fija y dormido del alcance de otros?
Cuál es “él” – “él” que duerme, o “él”
que su propio “él” no puede ni sentir ni ver? . . .”
(Samuel Butler)
Los escritores imaginativos no comunican su visión del mundo sino sus actitudes, las cuales dan lugar a su visión. Poco tiempo antes de que muriera Katherine Mansfield, le dijo a su amiga Orage: “En la vida hay tantos aspectos como actitudes hacia ella, y los aspectos cambian con las actitudes. Si cambiáramos nuestra actitud, no solo veríamos la vida de manera diferente, sino que la vida misma llegaría a ser diferente. La vida tendría un cambio de apariencia porque nosotros mismos hemos tenido un cambio de actitud. La percepción de un nuevo patrón es lo que yo llamo una actitud creativa hacia la vida”.
Blake escribió: “En el sentido moderno de la palabra, los profetas nunca han existido. Jonás no fue un profeta en el sentido moderno, porque su profecía de Nínive falló. Cada hombre honesto es un profeta; él expresa su opinión, tanto de lo privado como de lo público. Por tanto: si sigues así, el resultado es este. Él nunca dice, tal cosa sucederá, haz lo que quieras. Un profeta es un vidente, no un dictador arbitrario”.
La función del Profeta no es decirnos lo que es inevitable, sino decirnos qué se puede construir a partir de las actividades imaginarias persistentes. El futuro está determinado por las actividades imaginarias de la humanidad, actividades en su marcha creativa, actividades que se pueden ver en “Tus sueños y las visiones que has tenido en tu cama”.
“Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta” en el verdadero sentido de la palabra, como este bailarín que ahora, desde la cima de su ideal realizado, mira cumbres aún más altas que escalar. Después de que leas esta historia entenderás por qué él está tan seguro de que puede predeterminar cualquier futuro material que desee y por qué está igualmente seguro de que otros le dan realidad a lo que, de otro modo, sería un simple producto de su imaginación; que no puede existir nada fuera de la imaginación en un nivel u otro. Nada continúa existiendo, excepto lo que la imaginación sostiene. “La mente puede hacer sustancia y la gente planetas propios con seres más brillantes de lo que han sido, y dar aliento a formas que pueden sobrevivir toda carne…” (Lord G.Byron)
«Mi historia comienza a la edad de diecinueve años, yo era un profesor de baile medianamente exitoso, y continúe en este estado estático durante casi cinco años. Al final de este tiempo conocí a una joven que me convenció para que asistiera a tus conferencias. Al escucharte decir “Imaginar crea la realidad” pensé que toda la idea era ridícula. Sin embargo, decidí aceptar tu reto y refutar tu teoría. Compré tu libro “Fuera de este mundo” y lo leí muchas veces. Aún sin estar convencido, me puse una meta bastante ambiciosa. Mi posición actual era como instructor en el estudio de danza Arthur Murray y mi objetivo era tener una franquicia y ser el jefe de un estudio propio de Arthur Murray.
Esto parecía lo más improbable del mundo, ya que las franquicias eran extremadamente difíciles de conseguir y, además, yo no tenía los fondos necesarios para iniciar una operación de este tipo. Sin embargo, asumí el sentimiento de mi deseo cumplido y noche tras noche, en mi imaginación, me fui a dormir administrando mi propio estudio.
Tres semanas después, me llamó un amigo desde Reno, Nevada. Él tenía un Estudio Murray allí y dijo que era demasiado para él hacer frente solo, por lo que me ofreció una asociación. Yo estaba encantado; tan encantado, de hecho, que rápidamente me fui a Reno con dinero prestado y olvidé todo sobre ti y tu historia sobre la imaginación.
Mi compañero y yo trabajamos duro y tuvimos mucho éxito, pero después de un año yo aún no estaba satisfecho, quería más. Comencé a pensar en formas y medios para conseguir otro estudio. Todos mis esfuerzos fracasaron.
Una noche, al acostarme, estaba inquieto y decidí leer. Mientras miraba mi colección de libros noté tu delgado volumen, “Fuera de Este mundo”. Pensé en el ‘absurdo disparate’ que había escuchado un año antes conseguir mi propio estudio. ¡Conseguir mi Propio Estudio! ¡Las palabras en mi mente me electrificaron! Volví a leer el libro esa noche y más tarde, en mi imaginación, escuché a mi superior elogiar el buen trabajo que habíamos hecho en Reno y sugerir que adquiriéramos un segundo estudio, ya que él tenía una segunda ubicación lista para nosotros si queríamos expandirnos. Yo repetí esta escena imaginaria todas las noches sin falta. Tres semanas después de la primera noche de mi drama imaginario, se materializó, casi palabra por palabra. Mi socio aceptó el nuevo estudio en Bakersfield y yo me quede solo con el estudio de Reno. Ahora estaba convencido de la verdad de tu enseñanza y nunca más la olvidaré.
Ahora, yo quería compartir este maravilloso conocimiento – del poder de la imaginación con mi personal. Traté de contarles las maravillas que podían lograr, pero no pude llegar a muchos, aunque un incidente fantástico resultó de mis esfuerzos por contar esta historia. Un joven profesor me dijo que creía en mi historia, pero que probablemente con el tiempo habría ocurrido de todos modos. Él insistió en que toda la teoría era absurda, pero afirmó que si yo pudiera decirle algo de una naturaleza increíble que realmente sucediera y de lo cual él pudiera ser testigo, entonces él creería. Acepté su desafío y concebí una prueba verdaderamente fantástica.
El estudio de Reno es el más insignificante de todo el sistema Murray, debido al pequeño número de habitantes de la propia ciudad. Hay más de trescientos estudios Murray en el país con poblaciones mucho más grandes, por lo tanto, proporcionan mayores posibilidades de rentabilidad. Así que mi prueba fue la siguiente: Le dije al profesor que, dentro de los próximos tres meses, en el momento de una convención nacional de danza, el pequeño Estudio de Reno sería el principal tema de conversación en esa convención. Calmadamente me dijo que esto era bastante imposible.
Esa noche, cuando me acosté, me sentí a mí mismo frente a una audiencia tremenda. Yo estaba hablando sobre la “Imaginación creativa” y sentí el nerviosismo de estar ante una vasta audiencia, pero también sentí la maravillosa sensación de aceptación de la audiencia. Escuché el estruendo de aplausos y cuando salí del escenario, vi al Sr. Murray, él mismo, acercarse y estrechar mi mano. Repetí todo este drama noche tras noche. Comenzó a tomar ‘tonos de realidad’ y supe que ¡lo había vuelto a hacer! Mi drama imaginario se materializó hasta el último detalle.
Mi pequeño estudio de Reno fue la ‘conversación’ de la convención y aparecí en ese escenario tal como lo había hecho en mi imaginación. Pero incluso después de este suceso increíble pero cierto, el joven profesor que me hizo el reto, no quedó muy convencido. Él dijo que todo había sucedido muy naturalmente y estaba seguro de que hubiera sucedido de todos modos.
No me importó su actitud porque su desafío me había dado otra oportunidad para probar, al menos para mí, que imaginar sí crea la realidad. A partir de ese momento, yo continué con mi anhelo de ser dueño del estudio de danza Arthur Murray más grande del mundo. Noche tras noche, en mi imaginación, me escuché a mí mismo aceptar la franquicia de un estudio para una gran ciudad. Dentro de tres semanas el Sr. Murray me llamó y me ofreció un estudio en una ciudad de un millón y medio de personas. Ahora mi objetivo es hacer de mi estudio el más grande y más grandioso de todo el sistema. Y, por supuesto, sé que se hará, a través de mi imaginación». E.O.L. Jr.
Douglas Fawcett escribe: “La imaginación puede ser difícil de captar, siendo movediza se desvanece en cada una de sus metamorfosis y así despliega su magia transformadora”. Debemos mirar más allá del hecho físico hacia la imaginación que lo ha causado.
Durante un año, E.O.L. Jr. se perdió en su metamorfosis, afortunadamente, recordó ‘el absurdo disparate’ que había escuchado antes de tener su propio estudio y releer el libro.
En el nivel humano, los actos imaginarios necesitan un cierto intervalo de tiempo para desarrollarse, pero los actos imaginarios, ya sean que se hayan plasmado en letra impresa o se hayan guardado en el seno de un ermitaño, con el tiempo serán realizados. Ponte a prueba, aunque solo sea por curiosidad. Descubrirás que el “Profeta” es tu propia imaginación y sabrás que “no es ficción”.
“Nunca estaremos seguros de que no fue una mujer pisando en el lagar quien comenzó ese sutil cambio en la mente de los hombres … o que la pasión, por la cual tantos países fueron entregados a la espada, no comenzaron en la mente de algún pastor, iluminando sus ojos por un momento antes de que corriera en su camino” – William Butler Yeats.
No es ficción. La imaginación se manifiesta en lo que se convierte nuestra vida. “Y se los he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, puedan creer”.
Los griegos tenían razón: “Los dioses han descendido a nosotros en la semejanza de los hombres”. Pero se han quedado dormidos y no se dan cuenta del poder que ejercen sus actividades imaginarias. “Son reales los sueños de los dioses, y suavemente pasan su placer en un largo sueño inmortal”.
E.B., una autora, es plenamente consciente de que “la ficción de hoy puede convertirse en un hecho del mañana”. En esta carta, ella escribe:
«Una primavera, terminé una novela, la vendí y la olvidé. No fue sino hasta hace muchos meses después, que me senté y comparé impresionada algunos “hechos” en mi ficción con algunos “hechos” en mi vida. Por favor, lee un breve resumen de mi historia creada. Luego compara con mi experiencia personal.
La heroína de mi historia tomó un viaje de vacaciones a Vermont. A la pequeña ciudad de Stowe, Vermont, para ser exacta. Cuando llegó a su destino se enfrentó a un comportamiento tan desagradable por parte de su acompañante, que tuvo que decidir o bien continuar con su patrón de vida de permitir que la demanda egoísta de otra persona la dominara o romper ese patrón y dejarlo. Ella lo rompió y regresó a Nueva York. Cuando ella regresó (y la historia continúa) los eventos tomaron forma en una propuesta de matrimonio que ella felizmente aceptó.
En cuanto a mi parte de esta historia … a medida que los pequeños acontecimientos evolucionaban, comencé a recordar los dictados de mi propio lápiz y una significativa relación. Esto es lo que me sucedió:
Recibí una invitación de una amiga ofreciéndome unas vacaciones en su casa de verano en Vermont. Yo acepté y al principio no me sorprendí cuando supe que su casa de verano estaba en la ciudad de Stowe. Cuando llegué, encontré a mi amiga en un estado tan nervioso que me di cuenta de que me enfrentaba a un verano miserable o a la opción de marcharme. Nunca antes en mi vida había sido lo suficientemente fuerte como para ignorar lo que yo pensaba eran las demandas del deber y la amistad, pero esta vez lo hice y sin ceremonia regresé a Nueva York. Pocos días después de regresar a mi casa, yo también recibí una propuesta de matrimonio. Pero en este punto se separaron el hecho y la ficción. Yo rechacé el ofrecimiento. Yo sé, Neville, no existe tal cosa como la ficción» … E.B.
“Olvidadiza es la tierra verde, solo los dioses recuerdan eternamente … por sus grandes memorias son conocidos los dioses”.
Los fines corren fieles a sus orígenes imaginarios, cosechamos el fruto de un tiempo de florecimiento olvidado. En la vida los eventos no siempre surgen donde hemos esparcido la semilla; así que puede que nosotros no reconozcamos nuestra propia cosecha. Los acontecimientos son la aparición de una actividad imaginaria oculta. La gente es libre de imaginar lo que desee. Por eso, a pesar de todos los fatalistas y los errados profetas de calamidades, todas las personas despiertas saben que son libres. Ellos saben que están creando la realidad. ¿Hay un pasaje bíblico para apoyar esta afirmación? Sí: “Tal como nos lo había interpretado, así sucedió” (Génesis 41:13).
W. B. Yeats debe haber descubierto que “no es ficción” porque, después de describir algunas de sus experiencias en el uso consciente de la imaginación, escribe: “Si todos los que han descrito acontecimientos como éste no han soñado, deberíamos reescribir nuestras historias, ya que todas las personas, ciertamente todas las imaginativas, deben estar siempre lanzando encantamientos, espejismos, ilusiones; y todas las personas, especialmente las pasivas, quienes no tienen una vida egotista poderosa deben pasar continuamente bajo su poder. Nuestros pensamientos más elaborados, propósitos elaborados, emociones precisas, a menudo, como yo pienso, no son realmente nuestros, sino que han subido repentinamente, por así decirlo, desde el infierno o bajado desde el cielo…” “No es ficción”. Imagina mejor que lo mejor que sabes.