“Y como hemos traído la imagen de lo terrenal, también traeremos la imagen de lo celestial”. – 1 Corintios 15:49
Tu conciencia o tu Yo Soy es el potencial ilimitado sobre el cual se hacen las impresiones. Las impresiones son estados definidos presionados en tu Yo Soy.
Tu conciencia o tu Yo Soy se pueden comparar a una sensible película. En su estado virginal es potencialmente ilimitada. Puedes imprimir o grabar un mensaje de amor o un himno de odio, una maravillosa sinfonía o un discordante jazz. No importa cuál sea la naturaleza de la impresión; tu Yo Soy sin ninguna queja, gustosamente recibe y sustentar todas las impresiones.
Tu conciencia es a quien se refiere en Isaías 53: 3-7.
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”.
Tu conciencia incondicionada es impersonal; no hace acepción de personas. Sin pensamiento o esfuerzo expresa automáticamente cada impresión que es registrado en ella. No se opone a ninguna impresión que se coloca sobre ella, es capaz de recibir y expresar todos y cada uno de los estados definidos y permanece por siempre un inmaculado e ilimitado potencial.
Tu Yo Soy es la base sobre la cual descansa el estado o concepción de ti mismo; pero no está definido ni depende de tales estados para su ser. Tu Yo Soy no se expande ni se contrae; nada lo altera o agrega a él. Antes de que cualquier estado definido fuera, es. Cuando todos los estados dejan de existir, es. Todos los estados definidos o concepciones de ti mismo son efímeras expresiones de tu ser eterno.
Ser impresionado es estar I’m-presionado (en inglés I’m significa Yo soy); entonces si tomamos esta expresión I’m (yo soy) presionado – primera persona – tiempo presente. Todas las expresiones son el resultado de I’m-presiones. Solo cuando reclames ser aquello que deseas ser expresaras tales deseos. Deja que todos los deseos se conviertan en impresiones de cualidades que son, no de cualidades que serán. Yo Soy (tu conciencia) es Dios y Dios es la plenitud de todo, el Eterno Ahora, Yo Soy.
No pienses en el mañana; las expresiones del mañana están determinadas por las impresiones de hoy, “Ahora es el tiempo aceptado. El Reino de los Cielos está a la mano”. Jesús (salvación) dijo:” Yo estoy contigo siempre”. Tu conciencia es el salvador que está contigo siempre; pero, si lo niegas, él también te negará. Tú lo niegas al afirmar que él aparecerá, como millones hoy afirman que la salvación vendrá; esto es el equivalente a decir: “No estamos salvados”. Debes dejar de buscar que aparezca tu salvador y comienza a afirmar que ya estás salvado, y las señales de tus afirmaciones seguirán.
Cuando se le preguntó a la viuda qué tenía en su casa, hubo un reconocimiento de sustancia; su declaración fue: unas gotas de aceite. Unas cuantas gotas se convertirán en un pozo si se reclama adecuadamente. Tu conocimiento magnifica toda conciencia. Afirmar que tendré aceite (alegría) es confesar que tengo medidas vacías. Tales impresiones de carencia, producen carencia. Dios, tu conciencia, no hace acepción de personas. Puramente impersonal, Dios, esta conciencia de toda la existencia, recibe impresiones, cualidades y atributos que definen la conciencia, es decir, tus impresiones.
Todos tus deseos deberían estar determinados por la necesidad. Las necesidades ya sean aparentes o reales son automáticamente satisfechas cuando se realizan con suficiente intensidad de propósito como deseos definidos. Sabiendo que tu conciencia es Dios, tu deberías mirar cada deseo como la palabra hablada de Dios, diciéndote aquello que es. “Deja de considerar al hombre, cuyo soplo de vida está en su nariz, porque ¿en qué ha de ser él estimado? [Isaías 2:22]
Somos siempre aquello que se define por nuestra conciencia. Nunca afirmes, “Seré aquello”, deja que todas las afirmaciones a partir de ahora sean, “Yo Soy ese Yo Soy”. Antes de que preguntemos, recibimos la respuesta. La solución de cualquier problema asociado con deseo es obvia. Cada problema automáticamente produce el deseo de solución.
El hombre es educado en la creencia de que sus deseos son cosas contra las cuales debe luchar. En su ignorancia él niega a su salvador que constantemente golpea la puerta de la conciencia para que le dejen entrar (Yo Soy la puerta). Si se realizara tu deseo, ¿no te salvaría de tu problema? Dejar entrar a tu salvador es lo más fácil del mundo. Las cosas deben ser, para dejarse entrar. Estás consciente de un deseo; el deseo es algo que reconoces ahora. Tu deseo, aunque invisible, debe ser afirmado por ti ser algo que es real. “Dios llama a las cosas que no son (no se ven) como si lo fueran “.
Reclamando que Yo Soy lo deseado, dejo entrar al salvador. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz, y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Cada deseo es la llamada a la puerta del Salvador. Cada hombre oye este golpe. El hombre abre la puerta cuando él afirma: “Yo Soy”. Asegúrate de dejar entrar a tu salvador. Deja que lo que desees se presione sobre ti hasta que estés I’m presionado con la inmediatez de tu salvador; entonces pronuncias el grito de victoria: “Todo está consumado”.