Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda; pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado” – Genesis 4:4-5
Si examinamos las Escrituras, nos haremos conscientes de un significado mucho más profundo en la cita anterior que el que nos daría una lectura literal. El Señor no es otro que tu propia consciencia.
“Di a los hijos de Israel: Yo Soy me ha enviado a ustedes” – Éxodo 3:14″.
“Yo Soy” es la autodefinición del Señor.
Caín y Abel, como nietos del Señor, sólo pueden ser personificaciones de dos funciones distintas de tu propia conciencia. El autor está realmente preocupado por mostrar los “dos estados opuestos del Alma Humana”, y ha usado a dos hermanos para mostrar estos estados. Los dos hermanos representan dos distintas visiones o perspectivas del mundo que todos poseen. Una es la limitada percepción de los sentidos, y la otra es una visión imaginativa del mundo.
Caín – la primera perspectiva – es una pasiva rendición a las apariencias y una aceptación de la vida sobre la base del mundo externo: una visión que inevitablemente conduce a un anhelo insatisfecho o una satisfacción con desilusión.
Abel – la segunda perspectiva – es una visión del deseo cumplido, elevando al hombre por encima de la evidencia de los sentidos a ese estado de satisfacción donde ya no padece con deseo. La ignorancia de la segunda perspectiva es un alma en llamas. El conocimiento de la segunda perspectiva es el ala por la cual se vuela al Cielo del deseo cumplido.
“Ven, come mi pan y bebe del vino que yo he mezclado. Abandona la necedad y vivirás” -Proverbios 9:5
En la epístola a los Hebreos, el escritor nos dice que la ofrenda de Abel era la fe y el autor afirma, “Sin fe es imposible agradar a Dios. – Hechos 11: 6
“Ahora bien, la fe es la sustancia de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Por la fe entendemos que los mundos fueron enmarcados por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles” – Hebreos 11: 1, 3)
Caín ofrece la evidencia de los sentidos que la consciencia, el Señor, rechaza, porque la aceptación de este regalo como molde del futuro significaría la fijación y la perpetuación del presente estado para siempre. El enfermo estaría enfermo, el pobre sería pobre, el ladrón sería un ladrón, el asesino un asesino, y así sucesivamente, sin esperanza de redención.
El Señor, o consciencia, no considera ese uso pasivo de la imaginación, que es el regalo de Caín. Él se deleita con el regalo de Abel, el ejercicio activo, voluntario y amoroso de la imaginación a beneficio del hombre para él y para los demás.
“Diga el hombre débil: Yo Soy fuerte”. – Joel 3:10.
Deja que el hombre ignore las apariencias y se declare a sí mismo como el hombre que quiere ser. Déjalo imaginar belleza donde sus sentidos revelan cenizas, alegría donde testifican duelo, riquezas donde dan testimonio de pobreza. Solamente mediante este uso activo y voluntario de la imaginación, el hombre puede ser elevado y el Edén restaurado.
El ideal siempre está esperando encarnarse, pero a menos que nosotros mismos ofrezcamos el ideal al Señor, nuestra consciencia, asumiendo que ya somos aquello que buscamos encarnar, es incapaz de nacer. El Señor necesita su pan diario de fe para moldear el mundo en armonía con nuestros sueños.
“Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más excelente que Caín” – Hebreos 11: 4
La fe sacrifica el hecho aparente por la verdad inaparente. La fe se aferra a la verdad fundamental de que, a través de una suposición, los estados invisibles se convierten en hechos visibles. “Porque ¿qué es la fe a menos que sea para creer lo que no se ve?” – San Agustín
Recientemente, tuve la oportunidad de observar los maravillosos resultados de alguien que tuvo fe para creer lo que no vio.
Una joven me pidió que conociera a su hermana y a su sobrino de tres años. Era un niño lindo y saludable, con ojos azules claros y una piel excepcionalmente fina y sin manchas. Entonces, ella me contó su historia. Al nacer, el niño era perfecto en todos los aspectos excepto por una marca de nacimiento grande y fea que le cubría un lado de la cara. Su médico les indicó que no se podía hacer nada para este tipo de marca. Las visitas a muchos especialistas sólo confirmaron su declaración.
Al escuchar el veredicto, la tía se dio a la tarea de probar su fe – que una asunción, aunque negada por la evidencia de los sentidos, si se persistía, se manifestaría en los hechos. Y entonces, cada vez que ella pensaba en el bebé – muy a menudo – veía, en su imaginación, a un bebé de ocho meses con una cara perfecta, sin ningún rastro de marca. Esto no fue fácil, pero ella sabía que, en este caso, ese era el regalo de Abel que agradaba a Dios. Ella persistió en su fe: creía en lo que no se podía ver. El resultado fue que ella visitó a su hermana cuando el niño cumplió ocho meses y descubrió que tenía una piel perfecta, sin manchas, sin ningún rastro de marca de nacimiento que haya estado presente”. ¡Suerte! ¡Coincidencia! Grita Caín. No. Abel sabe que estos son nombres dados por aquellos que no tienen fe, en las obras de la fe.
“Caminamos por fe, no por vista.” – 2 Corintios 5: 7
Cuando la razón y los hechos de la vida se oponen a la idea que deseas realizar y aceptas la evidencia de tus sentidos y los dictados de la razón como la verdad, tú has traído al Señor – tu Consciencia- el regalo de Caín. Es obvio que tales ofrendas no le agradan. La vida en la tierra es un campo de entrenamiento para la creación de imágenes. Si usas sólo los moldes que tus sentidos dictan, no habrá cambios en tu vida. Tú estás aquí para vivir la vida más abundante, por lo que debes usar los moldes invisibles de la imaginación y hacer de los resultados y logros la prueba crucial de tu poder para crear. Sólo cuando asumes el sentimiento del deseo cumplido y continúas allí, estás ofreciendo el regalo que le agrada. “Cuando el regalo de Abel es mi atuendo, entonces realizaré mi deseo”.
El profeta Malaquías se queja de que el hombre ha robado a Dios:
“Pero dicen: ¿En qué te hemos robado? En los diezmos y las ofrendas”. – Malaquías 3: 8
Los hechos basados en la razón y la evidencia de los sentidos, que se oponen a la idea que busca expresión, te roban la creencia en la realidad del estado invisible. Pero “la fe es la evidencia de las cosas que no se ven”, y por medio de ella “Llama a las cosas que no son, como si fuesen. – Romanos 4:17. Llama a lo que no se ve, asume que ya se ha cumplido tu deseo.
“Para que haya alimento en mi casa, y pruébenme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no te abro las ventanas del cielo, y derramo tanta bendición, que no habrá espacio suficiente para recibirla”- Malaquías 3:10
Esta es la historia de una pareja que vive en Sacramento, California, que se negó a aceptar la evidencia de sus sentidos, que se negaron a ser robados, a pesar de una aparente pérdida. La esposa le había dado a su marido un reloj de pulsera muy valioso. El regalo duplicó su valor debido al sentimiento adjunto. Ellos tenían un pequeño ritual con el reloj. Todas las noches, al quitarse el reloj, él se lo entregaba a ella y lo guardaba en una caja especial en la cómoda. Todas las mañanas ella tomaba el reloj y se lo daba a él para que se lo pusiera.
Una mañana, el reloj no estaba. Ambos recordaron haber realizado sus partes habituales la noche anterior, por lo tanto, el reloj no se había perdido ni extraviado, sino que había sido robado. Entonces allí, determinaron no aceptar el hecho de que realmente se había ido. Se dijeron el uno al otro, “Esta es una oportunidad para practicar lo que creemos “. Decidieron que, en su imaginación, representarían su ritual habitual como si el reloj realmente estuviera allí. En su imaginación, todas las noches el marido se quitaba el reloj y se lo daba a su esposa, mientras que en su imaginación ella recibía el reloj y cuidadosamente lo guardaba. Todas las mañanas ella sacaba el reloj de su caja y se lo daba a su esposo y él, a su vez, se lo ponía. Esto lo hicieron fielmente durante dos semanas.
Después de catorce días, un hombre entró en la única joyería de Sacramento, donde fue reconocido el reloj. Mientras ofrecía una joya para su evaluación, el dueño de la tienda notó el reloj de pulsera que llevaba puesto. Con el pretexto de necesitar un examen más detallado de la piedra, entró a una oficina interna y llamó a la policía. Después de que la policía arrestó al hombre, encontraron en su apartamento más de diez mil dólares en joyas robadas. Al caminar “por fe, no por vista”, esta pareja logró su deseo – el reloj – y también ayudó a muchos otros a recuperar lo que parecía haberse perdido para siempre.
“Si uno avanza confiadamente en la dirección de su sueño, y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, se encontrará con un éxito inesperado en horas comunes”. – Thoreau